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VITALIDAD PUNK
(Mal Viaje + Noah and The Loners. Sala Siroco. 24-enero-2024)

J. G.
(Madrid, España)

Noah Lonergan (voz y guitarra de Noah and The Loners)
   

Una noche de sonidos esplendorosos en decibelios y pulsiones cardíacas se preparaba como la tormenta perfecta. El cuarteto malagueño Mal Viaje se apropió del micrófono con rabia vocal y cuerdas belicosas. Nilsson, voz y guitarra, es el hijo que a ningún padre le gustaría tener. Contestatario, más fiel a su guitarra que a los consejos de su progenitor, se lanza al abismo de la música sabiendo que el tortazo que le espera puede ser mayúsculo. Él sigue en sus treces y se deja los dedos en las cuerdas mientras los acordes se cargan de energía como una central eléctrica a punto de estallar saturada. Esta lagartija salta y se menea de tal manera que corre el peligro de romperse las narices si pisa los cordones de sus botas punk. Se movían descontrolados en un desafío a las acrobacias y piruetas que no le hicieron perder el equilibrio. La voz se escuchó difusa, sin que el texto de las canciones se apreciara, hundiéndose en los sonidos guturales de letras que lanzaban más sapos y culebras que princesas encantadas. La de Mal Viaje no es una música para aplaudir sonriente sino enojado. Un distanciamiento peligroso, achacable al público escaso que los gráficos agradecieron, hizo que el vocalista se mezclara en él con intención de agrupamiento. La versión de Autosuficiencia en recuerdo a Parálisis permanente no borró su sello grabado con sudor, una forma para comparar y valorar lo que se tiene enfrente.

Después de escuchar a los malacitanos, el cuerpo se queda descompuesto. La batería de Noah and The Loners retumbó en los oídos mientras la sensación perturbadora seguía en el aire. La percepción de algarabía sonora queriendo agarrar el testigo dejado por The Clash o Buzzcocks se hizo notar. Los diecinueve años de Noah Lonergan (voz y guitarra) fueron furia. Sus compañeros de banda siguieron un ritmo difícil de aguantar por la continuidad de sus movimientos retorcidos. Los londinenses se presentaron en la sala Siroco para descargar una rebeldía juvenil sostenida por letras contestatarias. Atacan al racismo, los amores perjudiciales o la crisis climática sin que sean portadores de ninguna bandera que busque legión. Su sonido fue el reflejo del cabreo que incita a no quedarse de brazos cruzados. Dejaron claro que, ante todo, lo suyo es amor por la música, que incendian el ambiente en cuanto tienen un escenario donde desplegar su vitalidad. Su juventud les lleva a encabezar el movimiento teen punk que captura el espíritu de la Generación Z.

El no querer ser encasillados en ningún molde les coloca en la avanzadilla de lo alternativo. Son la opción contraria a lo establecido, las ganas de romper con el presente soñoliento; la necesidad de abogar por un cambio que a través de sus canciones es factible. A pesar de que su juventud haya metido cabeza en el sistema de mercado, luchan por la autenticidad. Y, aunque suenen acelerados e incluso incómodos, son fieles a sus planteamientos de grupo que trabaja la melodía para manifestar su inconformismo social. Además de una voz encendida, Noah and The Loners cuenta en sus filas con una mujer de armas tomar, cañera, para quien la guitarra en sus manos es un cañón. Hoy no paró de aporrearla mientras se movía jugando con su sombra. Un aplauso para quienes han decidido no seguir las normas de lo marcado. El punk es algo más que un movimiento contra el sistema, significa una manera de enfrentarse a lo establecido. Ahora llega unos chavales londinenses que han mamado ganas de comerse el mundo con sus letras y movimientos desenfrenados, su ruptura con lo políticamente correcto. Habrá voces a las que tanto derroche de energía no les diga nada, les haga permanecer impávidos ante canciones que suenan sucias y eléctricas. Acaban de estrenarse en el directo, por lo que les queda mucho camino que pulir y más de un alma que convencer. Les sobra creatividad y entusiasmo. Si no gustan será porque emborracharse de sudor e insumisión no va con el respetable. Llegaron, desembarcaron y, sin una gota de español excepto un gracias pulverulento de Noah Lonergan, sus canciones surgieron con fuego en el cuerpo. Noah and The Loners no es una formación para disfrutar en los túneles de las redes sociales sino en riguroso directo.

 

J. G.

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