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LA PRUEBA
Película "Declaración de guerra"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
Video |
Banda sonora |
Premios |
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Entrevista a Valérie Donzelli |
Entrevista a Jérémie Elkaïm |
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La última idea de estas palabras es transmitir un espíritu catequista al lector. Valérie Donzelli, alejada del melodrama que pudiera suscitar, expone en su película la fuerza del tesón moral. Es una prueba, a tumba abierta, sobre la entrega desinteresada del amor que unos padres dedican a su hijo. Rubén Blades canta, en el estribillo de “Pedro Navaja” : “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida" ¡Ay Dios!...”. “Declaración de guerra” representa un cúmulo de sorpresas indeseadas y obstáculos a superar. La pareja protagonista disfruta de una juventud sana, sintiéndose cómplices de un amor que parece nunca acabar. El tiempo reforzará esos vínculos afectivos con intensidad desmedida y alejará a las personas con la solidez de quienes, en su lucha, han gozado de una experiencia común. Ésta les ha aportado conocimiento; Romeo y Julieta, padres ante todo, alcanzan un amor especial: aquél que no se descubre durmiendo en la misma cama, sino el que proporciona un hijo (la persona que les ha mantenido unidos). |
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El destino no está construido sino que se va creando con cada sonrisa, cada día de una espera que se hace menos agónica en el camino de la esperanza. La intensidad física de esta relación germina en una nueva vida, Adam. La locura juvenil recibe una clase magistral de interpretación adulta. Angustia mantenida. La existencia del cáncer de Adán apuesta por desmitificar su encubrimiento, educando a las personas en llamar a las cosas por su nombre. No querer hablar abiertamente del cáncer es el mayor cáncer que asola a nuestra moral burguesa. Lo consideramos tabú. “Declaración de guerra” nos enseña a vivir con él, a hacerle frente. La mejor manera de combatirlo es minimizar su importancia. La frescura que se respira durante toda la película la hace orgánica. Muchas veces, ¿por qué nos desmoronamos ante la llegada de una enfermedad mayor a un ser querido?, pecando de exceso dramático. El sentimiento pierde el sentido común; el odio se apodera de la razón; pataleamos, gritamos, perdemos el juicio en un enfado asustadizo. Nuestras defensas mentales bajan, la vulnerabilidad nos fagocita la confianza y el entorno quiere protegernos con un abrigo de espinos.
Reconozcámoslo, cuando el cáncer se apodera de un familiar, la sociedad nos crucifica en el muro de la misericordia. En ”Declaración de guerra” da comienzo un maratón sin meta. |
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El nombre de los protagonistas, Romeo y Julieta, suena irónico y traicionero; son lo contrario al romanticismo de Shakespeare: tienen algo de tragedia y poco de clandestino. El cáncer no aparece como una mancha negra: ¿no hay vida en luchar por quien se ama? La supervivencia de un hijo pende de un hilo. Su enfermedad obliga a que los padres se conviertan en héroes forzosos bajo la exigencia de improvisar con el corazón. Se les ha de atribuir el mérito de no perder los papeles, su flaqueza se apoya en la solidez del otro; el amor mutuo por una personita les convierte en titanes de carne y hueso.
Sienten, y acusan, el dolor maduro de la aceptación y apoyo sin límites; solidifican su entrega, sin caer en la sobreprotección. |
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La enfermedad de Adam es una prueba de fuego que puede terminar por destruir la relación de pareja entre Romeo (Jérémie Elkaïm) y Julieta (Valérie Donzelli), sin romper los vínculos amorosos sobre los que se ha basado esa convivencia: la existencia de un hijo común. Su vida, aunque de pequeña estatura, supera el coraje de los padres. Hay dosis de humor, sin claroscuros melodramáticos que hubiesen tildado de ficticia una historia tan real como la vida misma. Es un reto a la muerte. |
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