Los teloneros son un lujo que no todos los artistas pueden permitirse. Se supone que su misión es calentar el ambiente para que el público reciba a la estrella de la noche con los motores encendidos. Cuando escuchamos a los valencianos AYA en Moby Dick la sensación de estar ante un grupo grande abre las orejas. Hay que verlos desde el primer acorde porque, si entras a concierto empezado, queda la sensación de que te has perdido algo. No suenan a grupo de relleno, se convirtieron en reyes de la velada gracias a una música poderosa. No suenan grandilocuentes ni se lo hacen. Su saber estar tiene en Adri Faus el motor de esta nave supersónica. Desde el comienzo de su actuación, algo mágico se desató en la barriga de la ballena. Las notas salían excitadas pero no revueltas, la letra iba desgranándose gracias a una voz personal, mezcla de presencia respetuosa y campechanía. AYA en ningún momento bajó la guardia con un arsenal de canciones poderosas. El nerviosismo inicial tiró la toalla pronto. Los instrumentos no distorsionaron, ni tan siquiera en la evocación al rock sucio de los años noventa. AYA está formado por gente con carácter. Fue un tanque que, nada más arrancar, arrasó con canciones guerreras, cercanas a la revolución pacífica. La pasión volumen subía dosificado. La despedida se sintió apenada.
La melodía de Paula Serrano es un jaque al miedo, parafraseando un tema del disco que ha presentado. La dulzura de su estampa, mezcla de hipy e indie, desprendió un sabor dulce que se derrite en las manos. Emana suavidad, sintonizó con el espíritu peleón, perseguidor de sueños. Guitarra en mano, la voz de Paula sonó a cronista del alma con el que nos identificamos. Su ademán estuvo acompañado de una sonrisa crepuscular. Paula Serrano cantó y enamoró. Cantó y renovó una confianza ciega. Sus canciones fueron poemas que mezclan lo delicado con lo amargo de una vida que siempre mira hacia adelante. El despistado imprescindible que no conocía su nombre terminó cayendo ante sus encantos.
Paula ha nacido para componer y celebrar sus creaciones. Sacó desde el alma composiciones de su EP Cuatro Gatos, que compuso en momento de bajón emocional. Presentó en directo la canción Calles de colores. La cantautora conquense es un activo lleno de cercanía y personalidad.