El cine de animación japonés rebosa sensibilidad en todas direcciones. Algo tienen sus películas porque, cuando las has visto, sales rejuvenecido, con el corazón bullendo entre burbujas de color rosa; en un pálpito que regala vida. La reputación de Studio Ghibli ha construido un cuento cinematográfico preciosista. ”Arrietty y el mundo de los diminutos” se presenta como una adaptación libre, y original, de "The Borrowers", la novela firmada por Martin Norton. El largometraje cuenta con el gran acierto de no suscribirse a la reproducción de la obra literaria sino que se la ha proporcionado un ambiente oriental que sabe captar con especial sensibilidad los detalles. |
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La película reinventa todo lo que toca. El cuento que crece dentro de ella da esa imagen de relato imaginario con personajes de dimensiones fantásticas. Es un viaje por el mundo de los humanos a escala reducida, lo que les convierte en diminutos personajes mágicos; en un estallido inicial de vida y color donde el detalle constituye el pilar sobre el que se sostiene y gira una cinta que no conoce edades.
La oleada de sensaciones que trasmiten nos adentra en un mundo del que todo está por descubrir. La maestría artesana del equipo técnico en 2D deja a oscuras la pomposidad con que la animación 3D quiere engatusarnos. “Arrietty y el mundo de los diminutos” es una obra de arte dibujada a mano de forma refinada. Posee una doble vertiente: la de una gran aventura familiar y la de un descubrimiento más allá del mundo conocido. Los diminutos son seres invisibles por su tamaño y destreza en los movimientos. La parte menos dulce descubre una bifurcación peligrosa dentro de su línea argumental. La incursión de los humanos en el mundo fantástico arriesga la credibilidad de este trabajo al producirse un giro inesperado hacia la sensibilidad poco emotiva. La relación que comienza con la curiosidad entre dos desconocidos va desluciéndose conforme nace la amistad de Arrietty y Sho, su admirador humano. Ese interés inicial tiende a convertirse en rutina. Arrietty, la niña campanilla, se transforma en muñeca de fisonomía Anime. El giro se produce cuando la observación se materializa en encuentro, rompiéndose la magia fantasiosa. La belleza del análisis inicial o la nota dejada en silencio se marchita con el encuentro físico. La magia del encuadre o el chapoteo de la lluvia pierden valor agreste y, dentro de su encanto, siguen el juego de una relación que tiende a volverse estándar.
La incursión del hombre en el mundo de Arrietty trae la idea de maldad a sus mentes; una ligereza que peca de vulgar. Los humanos trastocan su mundo aventurero, lo desvirtúan. La técnica se sobrepone a la temática: los planos calculados, las dimensiones empequeñecidas y el mundo visto desde un óptica diminuta hacen grande su universo. Los diálogos mudos entre Arrietty y su padre, pura expresividad insonora, son deliciosos. Sus incursiones conjugan un lenguaje coordinado entre imagen y expresión. |
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