El cine cutre es un subgénero que tiene su punto de gracia. Se trata de aquel especializado en películas de pésima elaboración, y que, dentro de su basurero generado, crean adicción. Su legión se seguidores, tan fanáticos como inofensivos, lejos del análisis inteligente, buscan la crítica entre carcajadas, haciendo de los fallos un su principal tesoro. Hablamos del cine que se consume entre palomitas, alejado del circuito comercial para convertirse en exclusividad del entendido cutrero. Ese cine al que las risas acompañan a imágenes surrealistas, marcianadas visuales apadrinadas por un presupuesto bajo y, muchas veces, una imaginación de andar por casa.
Este subgénero se basa en el error constante del resultado cinematográfico: desde la producción hasta la interpretación, sin olvidar los aspectos técnicos que se miran con microscopio. Hacer cine de este cine, como Miguel Ángel Viruete y Paco Fox se han empeñado en demostrar, produce sollozos. Es la consistencia de un excremento pinchado en el estandarte de la estupidez, poseedor de la comicidad más tóxica y el carácter de una carcajada descerebrada. De hecho, salvo para los entendidos en este detrito, “Cinebasura: la película” no genera buenas sensaciones; dejando indiferente al espectador que no se sienta identificado con su hedor, al que busca descubrir las tripas de este intestino recto obstruido... o quiera aprender algo de la serie B, que tampoco viene mal para ampliar conocimientos. |
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Los personajes, en vez de protagonizar una película tronchante y delirante, dan pena mientras la diversión se siente incómoda al ser ignorada. Dentro de su espontaneidad hortera, se convierten en marionetas, prestándose con agrado al juego del ridículo más asumido: su posible propósito. Esta chapuza, que ni siquiera puede calificarse de broma entre amigos, va dirigida al divertimento privado o sesiones golfas de circuito cerrado. La constante sucesión de tonterías desproporcionadas descubre a unos personajillos que le han echado narices poniéndose frente a la cámara como sucedáneo de Capitán América y Guerrero del Antifaz patrio en versión flatulenta.
¡Menuda pedorreta parida durante una tarde entre licores de garrafón y botellón! Es una idea que, intentado dárselas de loca crítica al cine basura, llena de diálogos cutres, se hunde en el fango de su estupidez trabajada a conciencia: todo un ladrillazo a la imaginación.
La mejor forma de resumir “Cinebasura: la película” es dejar el folio en blanco, por lo que confieso mi intención masoquista a la hora de escribir unas palabras ante semejante barbarie cinematográfica, guiado más por las ganas de vomitar este engrudo que por la mala leche. Una borrachera de enrevesadaque se apoya en el peso de Dante Alighieri para alcanzar consistencia. |