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CINE Y ESPECTÁCULOS
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TERROR ELEGANTE SIN DOBLES INTENCIONES
Película Bosque maldito


J. G.
(Madrid, España)

Bosque maldito
Ficha Técnica Video    
El plano inicial con la figura del niño protagonista, no tan infantil, deforme por su descomposición circense atrapa. Aunque Bosque maldito utilice la cámara bajo puntos de vista particulares y solventes, no pasará a la historia del cine como una cinta memorable. Sin embargo, merece la pena una reseña que destaque valor añadido personal escaso en una industria monopolizada por nombres y distribuidoras que producen churros avinagrados con neurosis consumista. Lee Cronin, que despuntó con Ghost Train al ganar el premio Méliès d'Argent 2014, se aleja del terror convencional que sólo aporta tren de la bruja y puertas rechinadoras para lanzarse a explorar la intriga macabra sin intención sangrienta. El miedo sicológico, dosificado para alcanzar una efectividad letal, obliga a prestar atención constante. Puede que Sarah O'Neill huyendo de un monstruo abominable en busca de refugio no invoque a la novedad; que se quiera esconder del mundo en una cabaña aislada entre la espesura del bosque perdido, tampoco; ni que la única compañía sea un hijo como resquicio positivo de su relación matrimonial; el giro a que ambos se verán sometidos, sí.
 
Sarah O'Neill (Seána Kerslake) junto a su hijo, Chris O'Neill (James Quinn Markey), ante espejos que deforman su figura  
Sarah O'Neill huyendo con su hijo
El suspense recorre los primeros kilómetros de una película que se mueve entre caminos solitarios, oscuros y bien conducidos por la cámara. El director irlandés hace de la lente el ojo que todo lo persigue bajo la premisa de un pánico decoroso adentrándose en las tripas del miedo que no persigue el susto con efectos de fábrica previsibles. Los planos cenitales conducidos por un dron fantasmal muestran el ángulo oculto del folclore irlandés con toques campesters misteriosos. Acercan la sensación tétrica al espectador con elegancia telúrica, esmerada en el movimiento silencioso del steadycam y el dolly imperturbables ante el asalto de una trasformación siniestra. El guion sencillo sin subtramas farragosas se defiende con atracción de prestidigitador que mantiene el interés de un trabajo convencional. Se aleja de la monotonía canalla.
Chris comienza a demostrar un cariño sospechoso hacia su madre  
Chris O'Neill es un niño tranquilo y diabólico, ¿poseído?

La relación alegre entre madre e hijo se cubre de nubarrones. El espectro del Doppelgänger se abate sobre la figura de su hijo Chris (James Quinn Markey) y la sospecha de Sarah. El ambiente sórdido introduce al personaje interpretado por Seána Kerslake, presa posible del síndrome de Capgras, en el meollo de lo irracional. Los rastros de leyenda irlandesa circulan como un espectro que alienta el recuerdo de los niños cambiados. El infante misterioso se convierte en una fuerza que, sin alcanzar la parafernalia sobrenatural, da miedo por la dulzura macabra que taladra con su mirada circunspecta. Ambos echan el pulso a la resistencia en una guerra particular por controlar el destino de sus vidas. La atmósfera familiar se vuelve irrespirable para la confianza de una mujer asustada. La tensión mantenida evita lo previsible.

Noreen Brady (Kati Outinen)  
La soledad de Sarah en el bosque maldito

La fotografía de Tom Comerford complementa su efectividad con el calor demoniaco de una banda sonora satánica. El aire zombi que levanta Noreen Brady (Kati Outinen) contrasta con la amabilidad comprensiva de su marido, Des Brady (James Cosmo). Bosque maldito es fragilidad emocional desestabilizada por una situación anómala, y, por qué negarlo, fantástica.

J. G.


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