Louis Garrel debió pensar que el contenido serio entra mejor tratado de manera cómica al embarcarse en la dirección de una fábula moderna con tintes ecologistas. El mundo se hace añicos porque lo estamos destrozando segundo a segundo. Las generaciones maduras que disfrutaron de una juventud alocada se han apoltronado en el sillón de la comodidad burguesa y, ahora, contemplan desde la ventana de su complacencia cómo todo se va a pique sin darnos cuenta. Las armas ideológicas del niño denuncian con un levantamiento sin precedentes la locura consumista entrada en años. Este rechazo al culto capitalista torpedea la base de una familia que asienta su sostenibilidad sobre un conformismo adictivo. Garrel, gracias a la ayuda de
Jean-Claude Carrière en el guion, regresa en la faceta doble de actor y realizador con una concienciación superficial, marcada por el acento puberal, capaz de remover conciencias y poner el mundo patas arriba.
El narcisismo nos deja en evidencia cuando alguien escudriña el fondo de armario o remueve el joyero sin permiso. Los nervios saltan por los aires. Los colores se sacan con facilidad si esta operación de castigo inadvertida responde a una idea planeada con minuciosidad. La frescura de un chaval consecuente con sus pensamientos pone en evidencia la irresponsabilidad de progenitores traumatizados por la sensibilización a cerca de un consumo controlado. El resto es la consecuencia de una actitud que ha iniciado su cuenta atrás, obligada por un argumento que debe acabar bien sin evitar el surrealismo. La fuerza del relato preadolescente decrece tras el discurso aleccionador, se queda en la obligatoriedad de seguir una historia tan dulce como publicitaria, centrada en una realidad nefasta. La iniciativa juvenil demanda una postura ante el apoyo al proyecto iniciado, de morfología refutable. El raciocinio pontificador de adultos no ayuda a mejorar su sociedad. No queda más remedio que meterse en harina y apostar por un mundo paralelo al círculo despilfarrador de una sociedad abocada al fracaso moral.