Entrada a nuestra tienda
To our shop

flecha
Home

 
 
PHOTO

USIK

 

Buscador interno

Loading
pto

.MENÚ
.ZONA GRÁFICA

puntoConcierto 1
puntoConcierto 2
puntoConcierto 3
puntoConcierto 4
puntoRecuerdo 1
puntoRecuerdo 2
puntoBiografías
puntoPasaron
puntoReportajes
linea puntos
ZONA AL DÍA

puntoAgenda
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosNoticias
linea puntosNovedades
linea puntos
.ZONA DE OPINIÓN
puntoPágina del Musinternauta
puntoEntrevistas
puntoFrases musicales
puntoCine y espectáculos
linea puntos
.ZONA DE CLÁSICA
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosBiografías
linea puntos
.ZONA DE CONTACTO
puntoForo
puntoDe interés social
puntoEnlaces
puntoNewsletter
puntoTIENDA
linea puntos
.ZONA DE OCIO
linea puntosGraffitilandia
linea puntosAnecdotario
linea puntosChistes musicales
linea puntosLetras de canciones
linea puntosJuegos
linea puntosMúsica y salud
linea puntosRADIO
linea puntos
.ZONA DE DESCARGAS
puntoSalvapantallas
puntoProgramas
puntoTonos musicales

pto

 

 



 

CINE Y ESPECTÁCULOS
CARTELERA CULTURAL
Histórico
 
 
 


EL MENSAJE NARRADO CON TRAMPA
Película Un pequeño plan... como salvar el planeta


J. G.
(Madrid, España)

Un pequeño plan... como salvar el planeta
Ficha Técnica Video    
Louis Garrel debió pensar que el contenido serio entra mejor tratado de manera cómica al embarcarse en la dirección de una fábula moderna con tintes ecologistas. El mundo se hace añicos porque lo estamos destrozando segundo a segundo. Las generaciones maduras que disfrutaron de una juventud alocada se han apoltronado en el sillón de la comodidad burguesa y, ahora, contemplan desde la ventana de su complacencia cómo todo se va a pique sin darnos cuenta. Las armas ideológicas del niño denuncian con un levantamiento sin precedentes la locura consumista entrada en años. Este rechazo al culto capitalista torpedea la base de una familia que asienta su sostenibilidad sobre un conformismo adictivo. Garrel, gracias a la ayuda de Jean-Claude Carrière en el guion, regresa en la faceta doble de actor y realizador con una concienciación superficial, marcada por el acento puberal, capaz de remover conciencias y poner el mundo patas arriba.
El narcisismo nos deja en evidencia cuando alguien escudriña el fondo de armario o remueve el joyero sin permiso. Los nervios saltan por los aires. Los colores se sacan con facilidad si esta operación de castigo inadvertida responde a una idea planeada con minuciosidad. La frescura de un chaval consecuente con sus pensamientos pone en evidencia la irresponsabilidad de progenitores traumatizados por la sensibilización a cerca de un consumo controlado. El resto es la consecuencia de una actitud que ha iniciado su cuenta atrás, obligada por un argumento que debe acabar bien sin evitar el surrealismo. La fuerza del relato preadolescente decrece tras el discurso aleccionador, se queda en la obligatoriedad de seguir una historia tan dulce como publicitaria, centrada en una realidad nefasta. La iniciativa juvenil demanda una postura ante el apoyo al proyecto iniciado, de morfología refutable. El raciocinio pontificador de adultos no ayuda a mejorar su sociedad. No queda más remedio que meterse en harina y apostar por un mundo paralelo al círculo despilfarrador de una sociedad abocada al fracaso moral.
 
Marianne (Laetitia Casta) y su marido Abel (Louis Garrel)  
Marianne, Abel y su hijo Joseph (Joseph Engel)
La movilización secundada por Joseph responde a una estrategia militar sin jerarquía, con divisiones territoriales dispuestas a hacer de África un gran pantano. El intento gratificante de llevar el bien sobre campos yermos se topa con la idea colonialista de refundar un continente abandonado. El organigrama del que forma parte se erige en salvador del tercermundismo, ahogado por la sequía que afecta a todos; el protector imberbe de una Europa decadente que busca la supervivencia dejando morir a sus padres. ¿Altruismo o egoísmo? El mensaje azul sumerge la imaginación del espectador en buenas intenciones sin proyección de futuro más allá del esquema. El arreglo de la superpoblación es una solución final que asusta salida de argumentos drásticos mientras el recuerdo a una catástrofe histórica permanece imborrable. La idea revolotea en el aire como amenaza más utópica que ejecutora. Este empuje púber nada tiene que ver con el dominio mancebo de ¿Quién puede matar a un niño?, la novela homónima de Juan José Plans que Narciso Ibáñez Serrador adaptó al cine. La madre empática, Laetitia Casta, apoya el objetivo de un hijo comprometido mientras el padre, Louis Garrel, se altera con facilidad.
La sorpresa de unos padres ante el mayor descubrimiento de su vida: un proyecto para llevar agua a África  
Un encuentro entre Marianne, Abel, Joseph y Lucile (Julia Boème), una amiga de este

Las riñas y cenas familiares participan del coloquio. Los amores inventados o el entendimiento del reciclaje como una colección de bolsas coloreadas para cada basura tampoco quieren perder protagonismo. Greta Thunberg aparece como anuncio de acusación apocalíptica célebre, recurrente e innecesaria. No hay paternalismo, la tolerancia existe, no se persigue el mensaje cremoso sino llamar la atención de manera divertida sobre el cambio climático como responsabilidad de todos, sin importar la edad. La continuidad de propósitos buenos y bonitos, demasiado confiada en sus personajes, carece de un desarrollo sólido sobre la idea de salvar a la Tierra. Lo cierto es que estas intenciones son una realidad visible en el corazón a pesar de que nos quieran vender la moto buenista.

J. G.


La revista Photomusik no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores expuestas en esta sección
.
Texto: www.photomusik.com ©
<< 2020       < anterior          siguiente >       2022 >>

© Copyright Photomusik.com