La tranquilidad inquietante palpita entre imágenes campestres gracias a una cámara subjetiva marcada por el silencio de sus planos. Esta sensación de soledad, casi melancólica, plantea la pregunta siguiente: ¿qué hace un hombre encerrado en el un submundo del olvido con olor a
trufa? El bosque profundo es la guarida de su supervivencia mientras busca al hongo preciado con ayuda de una cerda exploradora. Su olfato es el radar para localizar la materia prima preciada en excursiones de evocación gastronómica. Quizás se haya adentrado en el bosque para olvidarse de una vida hastiada. Quizás prefiera ser alguien como ermitaño comerciante que se limita a aprovechar, con responsabilidad y ayuda, los recursos que la naturaleza le brinda. Todo es sigilo en vidas paralelas que se acompañan a su manera. El diálogo discurre con lenguaje particular entre miradas y gruñidos entendibles de forma onomatopéyica y lacónica. Los recuerdos se almacenan en una grabación de casete que festeja un momento irrepetible. Las voces congeladas en el tiempo reviven la conexión sentimental a través de viandas. Su poder afrodisíaco une corazones. La nostalgia rellena un argumento asceta que hace de Robin Feld el llanero solitario acompañado de un gorrino que corretea sin
estabulación. Los sucesos discurren con la lentitud, alejados del territorio ruidoso, entregados al instante que aprovecha otro día en compañía. La desaparición del único amigo que llena su vida altera la paz. El rapto violento de la
marrana trufera desata el nerviosismo de una búsqueda que no se ampara en la violencia ni el resentimiento. Este rastreo sale del bosque para internarse en el sabor amargo de la civilización, arropa la angustia por encontrar lo arrebatado. La gestualidad del protagonista muestra una personalidad abandonada, con pasado desconocido. El economicismo expresivo se compensa con la actitud saltarina de Amir: amante de la música clásica, embajador del comercio ilegal, y defensor de una reputación asentada en el negocio traficante de la joya negra. La implicación en la recuperación porcina modera sus modales al conocer su carga emocional. Las capas de los personajes de
Pig descubren debilidades y cercanías.