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EL TERCER GÉNERO
Película Finlandia
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Los defectos de un largometraje casi existencialista están logrados de manera intencionada y ausentes de ritmo. Esta dejadez en los sucesos hacen de Finlandia un espejismo de la tierra fría que el título describe y un recordatorio del lugar donde los hechos se suceden: Oaxaca. El paisaje de geografía solitaria y textura rocosa se mezcla con los rostros impenetrables de identidades binarias como las muxes. El misticismo que crean a su alrededor es el motor de una acción ralentizada de manera intencional. Esta lentitud impide el desarrollo de una historia fluida. Su densidad sumerge a los acontecimientos en un agujero de travestismo étnico, superior al de una personalidad más implorada que reclamada. El entorno popular se siente cómodo en un mundo donde la integración aparece como dificultad impuesta por la intolerancia hacia lo distinto. Su amor por el color llevado a la vestimenta realza la presencia de quien está acostumbrado a esconder sentimientos, traumado por una soledad no deseada. La religión no desaprovecha el momento para actuar como dedo acusador que azuza el ocultamiento de una sexualidad delictiva, tachada de enfermedad. Las muxes tienen su muro de las lamentaciones impenetrable, granítico, donde lloran deseos frustrados convertidos en cánticos de devoción apenada.
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El elemento cultural se deja guiar por la estructura narrativa que persigue más solemnidad que coherencia. El colorido de las ropas autóctonas abrillanta una reivindicación sin emotividad. El dolor es un arma masoquista que quiere vivir de espaldas al mundo. La feminidad busca su espacio sobre lo masculino, impuesto por una biología que no siempre congenia con su psicología. Al problema interno se junta una colonización extranjera marcada por ansias comerciales. ¿O debería decirse recolonización española de la sociedad mejicana? La presencia de una diseñadora en busca de inspiración para sus modelos despierta algo más que comercio. Marta y Amaranta se lanzan a la aventura en una imitación sensual de Thelma y Louise. La presencia del capitalismo, el consumismo y la explotación camuflados por la amistad encuentra la riqueza del sentido estético personal. Las experiencias novedosas surgen de una chistera sin magia como algo que debe ocurrir para que el juego tenga sentido. La ficción engancha con el cine documental para acercar universos encarcelados en el entorno rural cerrado. |
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La belleza visual se acerca al estilo de Lois Patiño aunque el deslumbramiento en la imagen desvía la atención del contenido. Esta investigación sobre las fronteras del género sexual, presenta a las muxes como símbolo autóctono interesante, desconocido, próximo a lo atractivo gracias a una fotografía cuidada. Su rostro pétreo, a veces suavizado con alguna sonrisa de labios pintados, forma parte de una tradición obligada a custodiar. Su tristeza conecta a los seres humanos con la Naturaleza, la moda, los prejuicios, la individualidad y el descubrimiento de lados ocultos. El lamento constante se lamenta a golpe de fracaso emocional. La carga de culpabilidad social arrasa sobre una esencia calificada de pervertida.
El tono reposado y teatral puede empachar mientras el pesimismo vital inunda paisajes fríos y tonos llamativos. La lucha por el reconocimiento de género desencadena un terremoto anímico que necesita ser vomitado. Angustia y pasión viven una energía molesta para el tradicionalismo radical tocado por la edad. El terremoto que sacude la ciudad de Oaxaca es una liberación interpretativa que ayuda a encauzar una película tan laberíntica como realista. |
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