El inicio y desarrollo de una relación sentimental mantiene su interés con gotas de ilusión femenina y atracción entre sexos distintos. El afecto en un pareja no crece a través de superpoderes sino que es fruto de la constancia fraguada con partículas de alegría y decepción. Mantenerla es una virtud mágica y fantástica. La nuevo de
Paolo Genovese, marcada por la comedia dramática, la tiene. Las chispas de humor se mezclan bien con las brasas del dolor marcado por lo imprevisto. Se generan situaciones divertidas y complejas entre personas que desean mantener independencia sin renunciar a su cercanía. La vida es una canto a la sorpresa en
Una historia de amor italiana donde se descubre la presencia del tiempo como compañero invisible, donde la única ley de la probabilidad que rompe ese molde es aquella que mima el momento para convertirlo en algo especial. La impulsividad de una mujer entregada al mundo de la ilustración cómica se acerca a la molécula del físico que cree en la explicación de cada fenómeno. Dos almas con intereses distintos confluyen en una experiencia que desean compartir.
La convivencia no es predecible ni está sujeta al razonamiento matemático. Su magia reside en que su estabilidad puede descarrilar en cualquier minuto. Lo inesperado forma parte del ahora. La mudanza marca el tránsito de las experiencias y la evolución personal. La diversidad de localizaciones (Milán, Marrakech, el Lago de Como, Lucca, Copenhague y Ponza) alimenta este crecimiento.