La expresividad a través del trazo; la mirada en silencio. El arte consiste en captar la esencia del modelo sin necesidad de comunicación verbal. Los ojos son el espejo del alma. Impactante. John Lennon, amado y odiado, fue dueño de una mirada penetrante e introspectiva. Una corta vida, hermanada con el compromiso, la paz y la muerte, prolongó su influencia espiritual. El tiempo recuerda su mirada. Lennon, mil veces fotografiado, es icono del culto sin catedral: “La religión es sólo una manera de sacarles el diezmo a los ignorantes, sólo existe un Dios, y ése no se enriquece como los curas charlatanes.” Su imagen deambula por el túnel del tiempo, deudora, tanto del fetichismo, como de la nostalgia.
La presencia de John Lennon en el arte se manifiesta constante: una imagen que se expande como figura solidaria, portadora del ideal pacífico que quiso trasmitir. Su rostro, inolvidable, irradia energía positiva; conecta con la gente en una comunión pagana.
La mano del pintor trabaja frenética, ansiosa por extraer la esencia de una luz concentrada en la mirada. John Lennon nunca se dejó domar, es sinónimo de espíritu rebelde. Los suyos son ojos vivos (y tristes) creando guiños de complicidad entre su silencio y quien lo observa.
"Mi rol en la sociedad, o la de cualquier artista o poeta, es intentar expresar lo que sentimos todos. No decir a la gente cómo sentirse. No como un predicador, no como un líder, sino como un reflejo de todos nosotros.”
De su rostro afloran el recuerdo anti-Vietnam, El Cavern Club, el olor a porro místico y bala caliente, la sensualidad de aquellas fotos tomadas, junto a Yoko Ono, en la suite 902 del hotel Hilton de Ámsterdam (Holanda), la fortuna del fotógrafo Nico Koster. Corría el 25 de marzo de 1969.
Su imagen ha construido una entidad propia, ajena al grupo con el que convivió durante la década de 1960 y escribió historia en la música. El trazo rápido de Tachi marca mechones de pelo despeinado junto a gafas de intelectual progre. En la mirada de John Lennon se ven las heridas emocionales más dolorosas: la pérdida de su madre, Julia, a los diecisiete años, atropellada por un coche. El álbum “Mother”, primer disco en solitario de John Lennon/Plastic Ono Band, se cierra con el lamento “Mi mamita esta muerta”. Sus ojos reflejan tortura social y política, junto a una fama a veces indeseada, acrecentado su espíritu revolucionario mientras se hunde en un profundo desasosiego. Ojos tristes desvelando al creador-genio junto a la imagen compasiva del hombre vulnerable.
Yoko Ono fue su refugio materno, su cueva en un vientre erótico; hippismo inconformista y solitario.
Lennon ha sorteado la vida pasando de habitación en habitación. "Real Love" desvela la carcajada agridulce que refleja Tachi en su retrato:
Todos mis pequeños planes y esquemas
Se han ido como sueños olvidados
Parece que todo lo que realmente hacía
Era esperar por tí
El espíritu de John Lennon está presente en el trazo de Tachi. Impacto visual y de mercado; ¿Lennon estaría contento? Más allá de los rasgos pictóricos, su imagen catapulta el arte de la rebeldía: iconografía con definición independiente. La pintura de Tachi refleja el ambiente de un happening con idiosincrasia altruista. “Dirás que soy un soñador, pero no soy el único.” Su vida, y la pincelada del pintor alteano, son una cascada de brochazos impulsivos y enérgicos. Observando el lienzo de Tachi descubrimos rasgos inacabados de una mirada que se siente incompleta. Las gafas ovaladas de John Lennon acompañan unos ojos que miran más allá del día a día.
