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ENERGÍA HISTÉRICA
(Ice Crime + THE ROYAL FLASH. Presentación del sinlge "I like it".
Sala Maravillas, 03-marzo-2018)

J. G.
(Madrid, España)

The Royal Flash
   

Ice Crime y The Royal Flash son primos hermanos. Se conocen, se admiran y, sin llegar a copiarse, se acercan en el estilo con una puesta en escena diferenciada dentro de su energía juvenil. Las dos formaciones hacen que sus discos sean identidad territorial a pesar de que, sobre el escenario, las fronteras desaparezcan. Cuando The Royal Flash los acompaña en suelo balear, estos se convierten en teloneros de los palmesanos; cuando el recibimiento se produce en tierras complutenses, sucede el fenómeno inverso. Como deportistas respetuosos, refuerzan su amistad en vez de quitarse el puesto. Las dos bandas enriquecen con su ejemplo la sociedad musical colaborativa en una jugada llena de sentido común. Cada uno crea una música muy personal donde la voz de Sara Adán (Ice Crime), junto a la guitarra y aportación vocal de Miguel Ángel Marshall (The Royal Flash), impulsan singularidad en cada formación. La cercanía musical entre ambos enriqueció la sintonía del público: garantía de confianza por parte de quien no busca sorpresas sino la solidez de una apuesta segura.

Ice Crime, referencia musical dentro del panorama mallorquín, viene calentando motores desde el 2 de febrero pasado, fecha en la que la sala Sicecar acogió el prelanzamiento de su nuevo álbum Ataraxia. Después de su primer EP autoeditado, Not Carried by the River (2016), Ice Crime encontró otro momento de alegría inesperada al saber que su hombre en la sombra, Marc Martin, era recompensado con el galardón Joan Trayter concedido por la revista musical Enderrock en calidad de mejor productor del año.
Sara es su voz y directora, la parte teatral, la garra, la simpatía de una melodía que rompe gargantas y lanza fuego. Las canciones invitaron a saborear cada una de sus notas con el cuerpo revoltoso, a tararear cada estrofa y, sobre todo, a exprimir cada instrumento, ejecutado con dureza en un oscurantismo cavernario. Quemaron llanta sin patinar: son incombustibles y, gracias a un sonido correcto dentro de su agresividad, refrescaron con un buen sabor de boca, hambriento de más rock afilado.

The Royal Flash completó la segunda parte de un concierto agitado por su efervescencia entre cervezas y excitación propias de un sábado por la noche. El comienzo psicodélico presagiaba un ambiente dispuesto para la electrónica, pero quien los conozca sabía que formaba parte del espectáculo. Y, sin defraudar, así fue: el cuarteto comenzó a deshojar la margarita del furor explosivo con entrega intensa. Su música cala pero no ensucia, moja sin molestar; los riffs electrizantes se apoderan del escenario. Miguel Ángel Marshall se identifica con el aire rockabilly patente en su peinado, sin ese atractivo sexual grunge que, según los comentarios femeninos, Jaime Iniesta (guitarra rítmica y coros) despertaba. The Royal Flash es energía acelerada, música batalladora que entusiasma, golpes de batería dinámica y continuidad en la pasión vocal. El seguidor convencido renovó sus votos, el grupo incrementó su solidez a medida que las canciones se descolgaban ágiles pero, observadas con ojos fríos, no secuestran el corazón. En vez de apalancarse en el limbo de una infancia prometedora, buscan crecer dentro de una convivencia cómoda entre modernidad y rock clásico, entre furia macarra y panderetas hippies. El recuerdo a ZZ Top en Get High se mezcla con un guiño a Led Zeppelin, Hysteria, con cada rasguño acústico de una música nacida para ser salvaje.
La sangre circula a impulsos vocales, acompañada por dedos rasgando la guitarra entre concordancia dura y melódica.

The Royal Flash, sin quitar protagonismo a la novela cuasi-homónima que Richard Lester lleva al cine en 1975, no suplanta a nadie; al contrario, impone su personalidad luchadora. Aunque se pongan etiquetas estilísticas para marcar diferencias, son pegada directa más que un autodenominado Insane RockandRoll. Como dirían los colegas, sin estar ciegos de copas, y aunque suene a tópico: Las dos bandas, ¡en directo son la caña, tío!

 

 

J. G.

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Texto y fotografía: www.photomusik.com ©
 
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