El escenario se llena de color luminoso y sonido con sabor a caipiriña. La música instrumental se apodera de este mundo refrescante marcando la pauta de un concierto bailón. La canción evoluciona con una letra en inglés que explota las combinaciones del formato Afrobeat. El septeto femenino Hafa Swet lo ha personalizado bajo el nombre de Afrosweet. Su atractivo melódico es divertido y orquestal en el que destaca el saxo alto de Belén Martín, entregada mientras explota hasta la última nota las posibilidades de un instrumento que intercala notas de jazz. La voz de Marina Blanot, con su alternancia anglo-francesa, proporciona aires de interculturalidad y sensaciones esteparias. Tienen lo galvánico de Elen con sus punteos escalofriantes de diosa de las cuerdas, rompedora y roquera, gotas psicodélicas de Laura Nadal al órgano y fluidos étnicos.
El ritmo está asegurado, con la noche entrada en su despertar, sin intención de respetar el descanso ajeno. La música de Hafa Swet muerde, hambrienta de cuerpos agitados, entre olor a bocadillo frito. El público, de todas las edades, responde de manera distinta: desde los que se dejaban mecer entre charlas livianas hasta quienes espetaban un directo ‹‹pero canta en castellano››. El carácter festivo continuado se impone de forma natural.
Los mensajes motivan el ambiente, os seguimos necesitando, los aires funky y caribeños comparten espacio con un reggae palpable (Un rayo de esperanza) llegando hasta el ska. La fraternidad entre los estilos musicales es notoria. Metidos en sus canciones, y con la mecha encendida, suena el estribillo I have a dream como guiño a Martin Luther King. Marina, sin ser arrolladora, destila potencia. El aspecto reivindicativo que no ha faltado en la fiesta musical de La Melonera, salió con Free the world of macho-men. El recuerdo a Aretha Franklin, tras su muerte reciente, no pudo faltar en esta reivindicación de los derechos de la mujer con un final sísmico. Hubo más complicidad entre los integrantes de Hafa Swet que entre una audiencia interesada en bailar una música contagiosa.