La Riviera cantaba en una sola voz cuando el nombre de Reik se convirtió en latido con una Intro intensa entre el público. Las primeras notas encendieron los reactores de un ambiente entregado que tarareó rock y baladas con los brazos al aire. El gallinero fue un prolongación del escenario jugando con el vídeo como karaoke gigante. Entre canción y canción, Reik fue conquistando corazones. La música atractiva del trío de Mexicali defendió un pop-rock internacional pegadizo.
El público, convertido en intérprete, fue un acompañamiento inesperado y entusiasta avalando el tirón de una banda con personalidad. Las luces, irrumpiendo como un fogonazo cegador, hicieron de soporte básico para este concierto redondo. La voz de Jesús Navarro, superada en los primeros compases por los instrumentos, experimentó el eclipse del griterío entusiasta y corista. Reik es sinónimo de masa.
Las letras han sido pensadas (y sentidas) para que el amor esté muy presente. Esta banda de chicos que los anglosajones definirían como boy band tiene gancho comercial al saber alternar la balada con el reguetón melódica que no rechaza los sonidos andinos. Para unos hacen pop-rock latino elegante que otros encasillan en la frecuencia de Cadena Dial y la melodía facilona. Incitan al bailoteo mientras algunas manos recorren la espalda de su pareja con ternura musical.
Tras empezar fuerte con We Only Have Tonight, tuvieron giros divertidos al castellano con Spanglish. La sorpresa de ver a DVICIO junto a Reik repartió gotas caribeñas en Qué Tienes Tú. Marcaron el ritmo con Cielito Lindo, el clásico de Pedro Infante en versión libre, creando el momento más folclórico de la noche. Los mejicanos, entre los acordes de Qué gano olvidándote, primer título de Des/Amor, cerraron una actuación que no podrán olvidar por mucho tiempo debido a la entrega de un público agradecido. ¡Viva Méjico, cabrones!
