Después de escuchar el directo de Mademoiselle Delirio apetece gritar sin complejos ¡qué bonito! Su entrada en el escenario, de dimensiones reducidas, es familiar y propicia la cercanía. El dúo formado por Víctor Fortuny y Humber Cavada, que tocó acompañado por banda, es fresco y divertido; busca comerse el mundo compartiendo el festín (una bondad que los honra). Son campechanos y accesibles con un timbre que nos inunda de sonidos cercanos entre diversión juvenil y una pizca de romanticismo dosificado. Lejos de ser nuevos, en septiembre de 2017 ganaron el IV Certamen Concurso de Cantautores Peor para el sol, organizado en Úbeda por Joaquín Sabina. Las raíces musicales de Víctor están en la banda Talego mientras que Humberto arranca con Cavadants y Comandante Twin. Son señas de identidad que definen a una banda dispuesta a sacar la cabeza del anonimato con la edición de su primer disco grande.
El concierto presentación de Aedo regaló canciones plásticas donde el ritmo es primordial para su buen desarrollo. Las letras cuidadas se acunan ente el rock y blues, Oasis y Pereza. Las composiciones de su primer larga duración desfilaron ágiles, sin complicaciones; su música atrapa gracias a la proximidad temática con el público y un sintonía que conecta desde la primera nota. Una a una, salieron del corazón rompiendo el miedo preliminar, ilusionadas: ‹‹ayer, estábamos acojonados›› dijo Humberto con una sonrisa perenne en su mirada abierta.
Las buenas vibraciones pidieron más madera. Están preparados para soportar el sudor y hacer sudar sin desaliento. Los acordes de Mademoiselle Delirio siguen la línea del sonido agradable que sabe modular la frecuencia ante el riesgo de la innovación pasajera. Filomena es amor suave; La imagen de tu huella, un viaje interior por la nostalgia de una presencia; La cumbre dibuja hologramas cargados de electricidad; Polvo en el camino se viste de pop mientras el blues combativo de Gata finaliza un actuación de libro. Sesenta minutos fueron suficientes para comprobar la calidad de un grupo prometedor (si la ley del mercado no lo impide). Lo poco y bueno...