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EL ABRAZO DE LA SERPIENTE
"Performance Amores atados. Noche de cuerdas y poesía"
(Los placeres de Lola, La Noche de los Libros, Madrid)
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El shibari es una forma de encadenamiento oriental en la que método y estética van unidas. La Noche de los Libros ha ofrecido un espacio para esta técnica amatoria japonesa milenaria usada como alma vehicular para unir cuerpo y palabra. En “Amores atados. Noche de cuerdas y poesía”, los versos del libro “El jardín de los pinos” fusionan su fuerza con las ligaduras de Antonio Shibarita y Nicole Yvette.
Se da rienda suelta, y controlada, a los sentimientos, a la sensualidad, la entrega y una sumisión pactadas. Aparecen sensaciones que, barnizadas de pudor, se guardan en lo más profundo de nuestro armario erótico y privado. El shibari, o bondage, es un término tabú dentro de la sexualidad occidental; inusual como espectáculo, no carente de público. Es portador de una plasticidad y romanticismo poco explorados. |
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Los poemas del Haiku clásico (Matsuo Basho, Bash, Buson) se enredan entre la piel de Nicole Yvette, cada vez más tersa. Su cuerpo respira apretado, se hincha entre frases poéticas mientras las palabras arropan su piel. Las ataduras se amoldan a las curvas femeninas; las palabras también, haciendo de segunda cuerda que embalsama nuestro cerebro, genera ilusiones, temores: despierta la imaginación morbosa. Los brazos de Antonio Shibarita rodean silenciosos la sinuosidad femenina de Nicole, inmóvil pero no muerta, con el nudo voluptuoso. Sus miradas se dirigen al horizonte, y él, centrado en su ritual de envoltura amatoria, ajusta con esmero la trayectoria de la soga. Ella se envuelve entre cuerdas con aroma oriental: regalo para los dioses del amor, para un Eros particular; para el éxtasis. La piel se eriza, se comprime, las imágenes de Matsuo Basho huelen su aroma, embutidas en una serpiente juguetona.
Hay mesura en el tacto y precisión en la lazada, fuerza, oleaje, y pulsión de la voz.
Se produjo un balanceo entre dos cuerpos donde ninguno era superior al otro. Su necesidad mutua está presente en el movimiento y el abandono a unas sujeciones que, en vez de descargar hostilidad, reflejan formas amatorias donde el sometimiento se convierte en cesión voluntaria y entrega a la sensación de pertenencia: atadura convertida en materia plástica y metáfora del espíritu encadenado. Este bondage no es perversión sino precisión en el nudo, fragilidad en el movimiento: relax espiritual para los amantes; un coito sin contacto. El público se convirtió en espectador de un cuadro erótico-literario. |
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La entrega se hace imperativo de un viaje que traspasa lo corpóreo para convertirse en capitana de la dominación consentida. El bondage suspende al cuerpo del suelo, colgado de arneses metálicos en una escenificación de vuelo sin alas: aura erótica, instantánea equilibrista; susurros de complicidad amante. ¿Trofeo o pleitesía? Incredulidad y sorpresa entre los asistentes; alguna risa escondida, avergonzada, y miradas fijas en el cuerpo esculpido con sogas que no dañan. Los poemas Haiku lo envuelven en bondage cervantino.
“Sin mi viaje al árbol invisible me habría perdido. Este amanecer.” |
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¿Trofeo o pleitesía? Incredulidad y sorpresa entre los asistentes; alguna risa escondida, avergonzada, y miradas fijas en el cuerpo esculpido con sogas que no dañan. Los poemas Haiku lo envuelven en bondage cervantino.
“Sin mi viaje al árbol invisible me habría perdido.
Este amanecer.” (Seguir leyendo). |
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Texto: www.photomusik.com
© - Fotos: Los placeres de Lola © |
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