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LA CARNE DEL TEATRO
"XIX Certamen de Teatro Universitario 2015"
(Facultad de Filología, UCM)
Ir a parte 1
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La aparición de otro grande, Bertolt Bretch, dejó un oscuro velo decepcionante. La compañía Katharsis consiguió el primer premio con "El alma buena de Sezuán", espectáculo mantenido sobre los palillos de la aceptabilidad respetuosa, esquelético en su envoltorio.
La fuerza de Shen-té brilló distante y convincente. Sin llegar al corazón, representó a la dualidad del bien y el mal: la mezcla de altruismo y crueldad en una sola persona con dos caras.
La mofa lingüística, desde la seriedad que propone Ionesco, da paso a una interiorización cargada de agilidad interpretativa. El vanguardismo minimalista, arriesgado y directo, se adentra en la caverna del clasicismo más puro. La compañía El barracón se apropia de los textos shakespearianos entre dulzura y violencia, capaz de conjugar su fricción recitativa con la llaga producida por su significado. Las palabras hunden el puñal de la locura humana en el espectador sorprendido. El público se siente parte de un experimento inusual y atrevido, fresco y renovador; cuanto menos, apreciable. La primera aparición de El barracón en el festival sorprende con la gratitud del amante clásico y del que sueña con formatos más actuales. Un juego voraz y descarnado entre la interpretación feroz y la suavidad del movimiento lumínico. “El experimento 15.15” representa el vientre de un espacio con alma de catarsis freudiana. Es un juego entre los monólogos del clasicismo inglés y la integración de una puesta en escena ácida pero estéticamente delicada. Delirante y dolorosa; dolorida y desgarrada. Reinterpreta fragmentos de Macbeth, Romeo y Julieta, Hamlet, Otelo... y siente la frustración del maltrato, el reproche de la homosexualidad discriminada, el dolor por la hija perdida, la vesania del asesinato. El monólogo se convierte en pieza de sintonía coral, amante de la escena que imposta la voz hacia el horizonte silencioso. Un juego sobrio en el que la desnudez del ser humano descubre el velo de su locura. |
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"Morir, dormir… ¿dormir? Tal vez soñar." (Hamlet) |
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La seriedad se toma un respiro gracias a “Canela en rama”, una comedia para todos los públicos. Las ganas adolescentes por triunfar en la gran ciudad están unidas al impulso de la lozanía. Estudiar y hacer cine es el sueño de Luis, inconsciente de los escollos que le aguardan. Ligera y previsible, esta adaptación de “La fierecilla domada” emparenta con la comedia juvenil de toque actualizado y sabor insípido.
El aroma a canela dulzona desaparece con “España 82”. La España del progreso se despierta en 1982, el año de Naranjito. Los sueños de bonanza despliegan sus alas sobre un Madrid que sabe a crisis y futuro incierto. La incertidumbre planea fugaz, escondida entre los trajes de nuevos caudillos encargados de predicar la cercanía a Europa bajo la protección de una gran multinacional. |
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El recuerdo franquista impregna con su oscurantismo los sueños de una sociedad que no termina de despertar. Vallecas, bastión anticapitalista, está dispuesto a convertirse en núcleo del progreso económico con la inauguración del primer centro comercial de esta ciudad. La mujer, ascendida al rango de empleada-expositor, se convierte en espejo de una sociedad que vestía pañales democráticos. En este ambiente, tres chicas comparten el entorno laboral visto con diferentes ojos: desde el ilusorio conformismo del ser-objeto, hasta la rebeldía de la que ha crecido a empujones, sin olvidar la inocencia de la inmadura con coletas. El problema de la droga, creciente y desconocido, no queda aparte. La posición de poder ejercido por el hombre, y el sometimiento femenino, se observan desde la atalaya del patio de butacas con doloroso recuerdo. En medio se cruzan personajes de variada índole: un gerente prepotente, el empresario fantasma hundido en el fracaso que mantiene oculto, el sindicalista humano o el macarra de barrio, tan sensible como listo. Mientras, el sueño de Naranjito deja la estela del pasado con sabor a cítrico amargo. |
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El teatro es veneno. La segunda aparición de El barracón, “El veneno del teatro”, mezcla la imaginación con el mundo real; juega con el espectador. La compañía de César Gil Covarrubias consigue una obra tan manipuladora como ilustrativa del subconsciente humano. El teatro es una droga sin antídoto. El teatro es capaz de enredarte en la tragedia con la dulzura de una caricia y abandonarte en los brazos de la muerte que se construye con su diálogo. “El veneno del teatro” es una confrontación de la palabra, la lucha de poder entre el lenguaje real y teatral. Los diálogos se convierten en un juego dialéctico donde las frases actúan como dardos envenenados que no distinguen la realidad de la ficción. |
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César Gil, actor y dirección del montaje, regala con minimalismo sibilino el sabor de la muerte en directo. La recreación de un marqués, que se hace pasar por vulgar sirviente con el deseo de engañar a su víctima, o quizás de hacerla reflexionar, hacen del encuentro inicial prolegómeno de la tragedia. Lo encierra en un abrazo letal, capaz de retorcer todos sus huesos hasta someterlo a una interpretación de la agonía sin papeles. Se convierte en Doctor Jeckyll y Mister Hyde.
La tensión de una agresividad escondida retoza en el placer del sadismo escrutador que persigue la violencia cronometrada a golpe de metrónomo, tranquilo y frío. ¿Vivimos para interpretar o interpretamos viviendo...?
“Finjamos lo que somos, seamos lo que fingimos.” (Pedro Calderón de la Barca)
Actor y señor dan giros de inquietante agilidad dramática. La acción es un conglomerado de intensidad interpretativa y potencia convulsiva. El final navega entre los laberintos de la imaginación abierta del espectador. Cuando “El veneno del teatro” finaliza, la función comienza.
“Un buen actor es un hombre que ofrece tan real la mentira que todos participan de ella." (Vittorio Gassman) |
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El simbolismo del círculo cerrado, vibrante de huesos y piedras, se cierne sobre el crepúsculo de “El Parlamento de los Grajos”. Estos hombres pájaro se reúnen, cada noche, en su consejo de sabios, en torno al fuego sagrado y con sus graznidos cuentan historias.
La dramaturgia de la Compañía Teatro Perro resucita el cómic de Neil Gaiman ( “Sandman: The Dream Hunters”). Los cuatro relatos presentados mezclan los palacios de cristal con un Bagdad mágico, e inmortal, sin desperdiciar los guiños a la metáfora social del dominio a través de la figura gatuna. Lo extenso de las narraciones las convierte en historias de difícil seguimiento, donde la prolongación narrativa disfraza el interés del mensaje. |
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Los minutos alcanzan una elasticidad interminable. El espectador no encuentra el respiro suficiente como para digerir tanta imaginación acumulada. Son historias que rompen el misterio de un entorno con sabor a hoguera, escénicamente muy cuidado, en el que se hecha de menos el poder del silencio. |
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A Luigi Pirandello se le recuerda por infinidad de creaciones: “Seis personajes en busca de autor”, “Enrique IV”, “El difunto Matías Pascal”, “Así es (si así os parece)”... Los títulos que presenta la compañía Cómicos de Adamuc, veteranos de las tablas y la vida, quizás no sean tan conocidos pero, no por ello, menos dignos de mención. La novela homónima de la primera obra, “El otro hijo”, se escribió en 1902 y forma parte del libro "Novelle per un anno" (1922/1937). Se trata de una tragedia campestre, vinculada al ruralismo siciliano, donde la soledad de la vejez, debido a la ausencia de dos de los hijos, cae en el lamento del abandono. Con ella, la Italia profunda, toma voz escondida entre lo rocoso de los sentimientos.
“Buenavida”, comedia en un solo acto, con la que acaba este certamen, está bañada de la ironía que el autor italiano pone en sus personajes cómicos.
La diversidad ha sido el artífice principal de este encuentro en el que los textos teatrales fueron sus grandes protagonistas. Una vez más, observamos y aplaudimos la fuerza del teatro universitario como manifestación cultural y elemento que nos conduce por el camino del ocio inteligente.
"Quienquiera que condene el teatro es un enemigo de su país." (Voltaire). (Ir a parte 1) |
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