España se ha levantado en huelga. No es algo nuevo aunque no sé por qué algunos políticos se llevan las manos a la cabeza y escupen sapos satánicos contra el sexo femenino. Bueno, se entiende debido a la incultura manifiesta de muchos, los prejuicios establecidos y la prepotencia subida a la parra. En el fondo, subyace una sensación de miedo y apatía que la historia construida por el hombre ha desarrollado como cultivo transgénico.
No se puede olvidar que la génesis del 8M fue una protesta, un paro originado por una injusticia contra la mujer trabajadora. Con el tiempo, este gesto ha ido perdiendo significado en vez de ganar importancia; lo que debería motivar el acercamiento ha acrecentado la distancia entre los sexos. Las reacciones políticas se han despertado combativas, como era de esperar. Los apoyos que secundan las protestas invitan a pensar en el día después, lejos de la fiesta luchadora. Existe el derecho a secundar una huelga justa y a no seguirla, a compartirla desde la trinchera no puntual que marca el calendario, a exigir que los derechos sean reconocidos por el mérito y no a través de paridades con señuelo político.
Algunos políticos afirman que quien no apoye esta jornada de protesta es porque no sabe de qué va; otros la consideran asunto prioritario y los hay concienciados en orientalizar esta jornada con kimono laboral que no excederá del horario estipulado en su contrato. Huelga a la japonesa. Una minoría se escuda en la etiqueta de no ser etiquetados. Todos llevamos colgando un rótulo sólo que algunos lo manifiestan de manera menos pretenciosa, sin lucimiento en un día como este. |
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Los ideales separan cuando encasillan e inmovilizan, cuando se marchitan en la monotonía; fructifican en el momento que la alternativa personal se socializa. Hoy es un día de letreros, de ejercer el derecho a posicionarse, de no olvidar promesas y aceptar responsabilidades. Hoy nacerán conclusiones positivas, espero. El tiempo es incierto; el momento, traicionero. El escritor George Orwell dijo ‹‹Quién controla el pasado controla el futuro: quién controla el presente controla el pasado››.
Pero, ojo con aquellos que hoy busquen una oportunidad para escalar lo que el resto del año se convierte en prioridad secundaria. Me avergüenzo de ser hombre por estar año tras año en una confrontación innecesaria que refleja la insolidaridad existente entre sexos. |