Jamás pensó Tina Turner que una frase de guion cinematográfico tendría más eco en la historia política que en la gran pantalla. ‹‹Dos Hombres entran, uno sale››. Vestida como una explosiva Tía Ama, la actriz y cantante mostró sus armas de mujer en Mad Max: Más Allá de la Cúpula del Trueno. Igual que en el futuro apocalíptico de Negociudad, en política se trapichea con todo: comenzando con la ilusión y las prebendas. Quien puede olvidar la epistolar ‹‹Rompe un trato, afronta tu destino››.

Los resultados de las primarias del PP se han convertido en consigna veraniega. Soraya Sáenz de Santamaría, Pablo Casado, María Dolores de Cospedal, José Manuel García Margallo, José Ramón García Hernández y Elio Cabanes se lanzaron a pilotar la nave interestelar del Partido Popular. Entran seis y salen dos hasta que la campanada final anuncie el noqueo técnico de la segunda vuelta en esta Cúpula del Trueno despiadada, y sólo quede en pie uno. Las promesas y pactos acordados que acompañan a las fuerzas de poder se amañan fuera de la lona democrática. ¡Las alianzas oscuras que nadie califica como bolivarianas tienen tanto de traidoras!

La integración de Pablo Casado a este ruedo guerrillero corea entusiasmado resistiré en un segundo puesto mientras la vicepresidenta del Gobierno dice tenerlos bien atados hasta el final. Cospedal, obligada a aguantar el farolillo de cola inesperado, rezagada, se lleva un bronce agrio, herrumbroso y pesado. El PP aparece roto, atado a su postura impostada de tocador mediático. Hace un mes, la candidatura de Casado era inverosímil, nadie daba un duro por su piel en la lonja gubernativa. Hace semanas, hubiera sido un chiste post mortem atribuido a Chiquito de la Calazada. De nuevo, se constata que en política nada está escrito.
Pablo Casado entona eufórico resistiré; Soraya Sáez de Santamaría hace karaoke con su Quisiera ser particular. ¡Menudo dúo dinámico que forman! El ganador del combate, ¿inaugurará el fin del PP aznarín o del PP marianista? Nacerá el PP de la herencia.

¿Matará el heredero al padre? ¿Pasará el patrimonio de Génova por la caja del impuesto de transacciones de bienes inmuebles? Ya no habrá despidos en diferido sino derrotas en directo. La complicidad será la verdadera ganadora de unas elecciones internas mientras esperamos cómo se pasa del ruido a la eficacia. Las nuevas tendencias ofrecen su propio proceso guerrero aunque algunos nombres resulten conocidos. El intento de renovación generacional luce un aperturismo de imagen. ¿Será un quiero y no puedo, un cambio sin cambiar el sentido de sus movimientos, una movilización de las bases sin sacudir los pilares de su estructura o un borrón y cuenta nueva? Se agradecería una lavado de cara aunque ya se sabe que quien olvida el pasado olvida su historia.

La secretaria general del Partido Popular se ha pegado un batacazo porcentual pero el alto número de compromisarios fieles no elimina su cuota de poder. El tiempo definirá el desgaste de imagen convertida en arruga bella. Los delegados que votan en clave de partido buscan un Julen Lopetegui fiel, quienes lo hacen por el bien general anteponen su carácter prescindible. El PP no es la roja sino la roja y gualda. El PP es una fuerza de poder estructural que mira al PSOE como enemigo a derrotar. Se abre un periodo con mensajes destinados a la supervivencia del grupo popular. Cospedal sabe que ha dejado de ser primera espada para convertirse en mozo de cuadras. Que cada palo aguante su vela.