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| ADIÓS, RONALDO; ADIÓS
El jugador del Real Madrid deja el equipo madridista
JGS
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Cristiano Ronaldo se ha ido del Real Madrid y el césped del Santiago Bernabéu no se ha resquebrajado. Cristiano Ronaldo se ha ido del Real Madrid y el reloj de la la Puerta del Sol no se ha parado; los corazones merengues tampoco han dejado de latir. Cristiano Ronaldo se ha ido de la liga española de fútbol y, como decía Julio Iglesias: la vida sigue igual. Por suerte o por desgracia, no estamos en Argentina ni en Brasil; aquí, de momento, la gente no se suicida porque uno de sus ídolos futbolísticos anteponga las relaciones contractuales a la afición. Desde que la estrella lusa-madridista se enfurruñara con la directiva del Real Madrid, y consigo mismo, no ha parado en su pataleta inmadura, aumentando el fuego de sus amenazas por abandonar el la Liga de Fútbol Profesional. Su actitud innoble de niño consentido le sumergió en otro conato chantajista al que nos tiene acostumbrados; y el mérito de no haberlo conseguido, esta vez, es sólo suyo y nada más que suyo. Si ha decidido irse, sus razones tendrá. No es una persona proclive a disculparse y cuando una decisión de este calibre toma forma, no hay vuelta atrás. Para Ronaldo, rectificar es de humanos y él es un galáctico. |
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Cristiano Ronaldo se despide del Real Madrid con 33 años. Él sabrá que, en el deporte rey, los tratamientos antiedad no existen y que el tiempo se toma, al pie de la letra, ese verbo que los futbolistas usan como muletilla recurrente en las entrevistas comprometidas: sumar. Siendo objetivos, y dejando el corazón a parte, Ronaldo, hoy, está en una edad como para entender que cada año, cada día que transcurre, su precio estratosférico se desinfla con intensidad millonaria. Ahora cotiza más a la baja que a la alta, es un activo que ha empezado a ver las orejas a la sombra de la caducidad monetaria. Ha dejado de ser niño para convertirse en un señor.
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Las conjeturas revolotean sobre su cabeza como moscas con más insistencia que un promotor inmobiliario en la operación Mahou-Calderón. Se murmura que su traspaso, o venta forzada por el propio jugador, suponen una operación positiva tanto para el equipo blanco como para Florentino Pérez. Ahí están las cifras para dar algo de luz a las hipótesis: contratos millonarios, derechos de publicidad, imagen de marca, rentabilidad en la tabla clasificatoria, prestigio europeo... que cada uno saque sus conclusiones. Ambos se llevarán el secreto a la tumba aunque siempre nos queda Rappel. Es su carta de libertad para dejar los campos españoles.
Ronaldo ha dado satisfacciones a muchos seguidores, Ronaldo ha sido arrogante en el fútbol español; demasiado arrogante (incluso chuleta, que no es lo mismo que chulapo). Ronaldo ha aportado mucho al fútbol de casa pero la afición también se ha dejado la piel por él. Que quede en acta. |
En su despedida, apenas unas cámaras de televisión inmortalizaron un adiós vacío, alejado de los baños de masas. Ronaldo ha sido y es historia del Real Madrid, sí; pero, ante todo, ha sido y será una cifra cargada de ceros sujeta a la competencia el mercado. ‹‹Los grandes futbolistas cuestan mucho dinero y si los quieres, tienes que pagar››, Ronaldo dixit en una de sus ocurrencias egocéntricas. Eso de que es el mejor jugador de la historia futbolística es una verdad nostálgica porque, después de él, vendrán otros más astronómicos, usuarios de la teletransportación y holográficos que superarán sus hazañas deportivas hoy tan alabadas. Alfredo Di Stéfano sentenció con razón que ‹‹Ningún jugador es tan bueno como todos juntos››. Es un número más, otra pieza en el terrero de juego que sin el resto el equipo no vale para nada. ¿Cómo se llamará el sucesor de Ronaldo: Neymar, Kane, Mbappé o García?... |
Algo andaba mal entre Ronaldo y Florentino, y de alguna manera tenía que explotar. Los dos amantes han terminado con el corazón partío y el orgullo tocado. Ronaldo se marcha con nueve años más en la mochila de su físico, 451 goles en 438 partidos; éxitos y petulancia: logros terrenales. Su partida imponía, hasta hoy. Era una noticia esperada, cantada en los mentideros del balompié, que nadie se atrevía a nombrar. Ronaldo abandona el Real Madrid con frialdad en un día caluroso, entre un silencio mediático inesperado muy revelador. |
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