Entrada a nuestra tienda
To our shop

flecha
Home

 
 
PHOTO

USIK

 

Buscador interno

Loading
pto

.MENÚ
.ZONA GRÁFICA

puntoConcierto 1
puntoConcierto 2
puntoConcierto 3
puntoConcierto 4
puntoRecuerdo 1
puntoRecuerdo 2
puntoBiografías
puntoPasaron
puntoReportajes
linea puntos
ZONA AL DÍA

puntoAgenda
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosNoticias
linea puntosNovedades
linea puntos
.ZONA DE OPINIÓN
puntoPágina del Musinternauta
puntoEntrevistas
puntoFrases musicales
puntoCine y espectáculos
linea puntos
.ZONA DE CLÁSICA
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosBiografías
linea puntos
.ZONA DE CONTACTO
puntoForo
puntoDe interés social
puntoEnlaces
puntoNewsletter
puntoTIENDA
linea puntos
.ZONA DE OCIO
linea puntosGraffitilandia
linea puntosAnecdotario
linea puntosChistes musicales
linea puntosLetras de canciones
linea puntosJuegos
linea puntosMúsica y salud
linea puntosRADIO
linea puntos
.ZONA DE DESCARGAS
puntoSalvapantallas
puntoProgramas
puntoTonos musicales

pto

 

 
 


 


LAS VOCES DEL SILENCIO

PALABRAS SOLIDARIAS
Histórico

 

UN INDIGNO EN LA CASA BLANCA
Trump o el paso del error tras error

JGS

Radiografía de Donald Trump ante las elecciones de noviembre de 2020
 

La llegada de Donald Trump al despacho oval levantó sorpresas y bochorno. Su aterrizaje sorpresa en 2016 inauguró la presencia de una estación planetaria dirigida por un astronauta con los pies en otro mundo, capaz de negar la circunferencia terráquea. Es un extraterrestre inmune a las críticas que se las cuelga como medallas. Ha maquillado la metedura de pata con la ayuda del poder y la fama que proporciona el tirón popular aunque sea negativo. Llegó dispuesto a colonizar el alma de un país presentado como padre de la democracia occidental, algo que muchos discrepamos. Quiso hacer grande América con el populismo electoral que vende bien en el mercado electoral y funciona cuando la población se encuentra perdida. Quiso poner a América más arriba del primer puesto con un liderazgo basado en la fuerza económica. Como empresario no ha descuidado sus inversiones desde la Trump Organization, el portaaviones que le renta contratos boyantes.
Sólo quedan siete días para que el candidato republicano revalide su confianza o cuestione la veracidad de un sistema independiente en caso de perderla. El espectáculo está garantizado de cualquier manera con la garra de Donald Trump.

Los patinazos nacidos de la prepotencia han ampliado la corona de barbaridades que cuenta con sastrecillos dispuestos a expandir: los votantes trumpistas. Las ganas de construir otro muro de la vergüenza, que recordara al de Berlín con intenciones megalómanas, quedará como marca Trump. Si pensaba que de esa manera se iba a frenar lo que él consideraba inmigración ilegal estaba equivocado. Lejos de pararla, incentiva a las personas para explorar huecos más escondidos en busca de un sueño americano inexistente. Él lo ha matado. No quiere extranjeros en su país porque llegan para mendigar y ensuciar las calles por donde los dólares corren tranquilos pero no le importa la nacionalidad del bolsillo que se pare en Tiffany & Co. Tampoco quiere mejicanos, latinos ni extranjeros improductivos bajo un puente de Brooklyn porque son un avispero para el crac. El cuadragésimo quinto presidente de Estados Unidos no debería olvidar que su abuelo alemán salió ilegalmente del país y su madre teutona llegó a Nueva York con cincuenta dólares en la cartera.

Donald Trump ha antepuesto la nación abstracta a las personas por mucho patriotismo que se autoregale. Los acuerdos comerciales son otra punta de lanza que no ha sabido afilar. La política analizada con perspectiva histórica descubrirá si el Tratado entre México, EE.UU. y Canadá (T-MEC) significa un paso hacia adelante del TLCAN. Su llegada al trono de Washington, que es como decir el mundo, precipitó la retirada del Acuerdo de París, el abandono del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica o no querer dar la mano a Merkel en su primera reunión. La guerra comercial con China tampoco se escapó de una política internacional marcada por el conflicto; los Gremlins amarillos estaban a punto de colapsar el nacionalismo económico estadounidense. El cuerpo diplomático norteamericano hizo una mudanza provocativa al trasladar su embajada de Tel-Aviv a Jerusalén en otra gota expansionista que crece a ritmo lento pero desbocado. A su lado, la apertura de legaciones por parte de la Generalitat es un peluche verbenero. Afrontó un impeachment por abuso de poder y obstrucción del Congreso. Y todavía no le han hecho un lugar en la Casa Warren de Connecticut, conocida por el museo del horror.
Los 70.00 dólares de peluquería semanal para demostrar en su programa televisivo que no tenía un pelo de tonto, la evasión de impuestos durante los 10 últimos años y el pago 750 dólares al fisco americano en 2016 y 2017 son pecados minúsculos para quien se pone la mano en el pecho al escuchar el himno nacional. Sí, es el mismo personaje que se fotografía con la Biblia en la iglesia de St. Johns mientras promete la erradicación del odio negro en favor del odio blanco. Es el Moisés XXI.0 reencarnado en egolatría sin parangón. Ha luchado fervorosamente en contra de los derechos civiles, a favor de la supremacía racial sin importarle que la gente lleve armas por la calle. Su guerra aboga por los policías que asfixian negros y la prensa frivoliza. El caso de George Floyd convirtió a las calles de varios estados, comenzando por disturbios en el área metropolitana de Mineápolis, en campos de batalla con Panteras Negras de barrio. La rabia luchó impotente contra la brutalidad policial y la dejadez de un presidente ultraracista. Donald Trump, en el primer debate electoral negó esta condición pero con él se sabe que cualquier frase cabe en un vocabulario de racionalidad limitada.

Ni ese fenómeno pandémico llamado coronavirus que hemos adoptado dentro del miedo individual lo ha detenido. Quizás haya sido su aliado más fiel para completar el circulo de la tormenta perfecta: sus imbecilidades. La cifra de muertos, infectados, desempleados, personas sin derecho a una sanidad pública asusta. Y lo que está por venir. Trump, distinto a la ordinariez de Bolsonaro, ¿estará lanzando el mensaje de que morir por el coronavirus es morir por la patria? ¿Levantará un monumento en memoria a los caídos por este contagio como lo hay en recuerdo a los de la Segunda Guerra Mundial, Vietnam, Corea, Afganistán, Irán, Irak? Con él, todo es posible.
Los medios de comunicación han catapultado la imagen de Donald Trump gracias a esta plaga. El presidente republicano, primero, la negó; luego, no quiso tomar medidas; más adelante, la contrajo y, a las pocas horas, salió triunfante de un hospital que niega a la mayoría de sus conciudadanos. Después de pasarlo, habla como el predicador que insufla una fe basada en el error. La realidad parece formar parte de una campaña orquestada desde el gabinete de comunicación de un gobierno con el músculo político debilitado. Donald Trump se acerca a su oponente por la espalda como una serpiente de cascabel. Se lanza otra cortina de humo similar a 2016. Es difícil centrarse en su tarea como gestor político sin hablar de la payasada teatral que grita consignas entre erutos de ineficacia que ni Homer Simpson podría igualar.

La cuenta atrás ha comenzado en una recta final donde el espectáculo de Trump quiere imponerse a la película El show de Truman. Este virus dañino para la política internacional zascandilea libre mientras esperamos al 3 de noviembre para comprobar si la vacuna de las elecciones presidenciales en Estados Unidos nos liberará de sus desmanes. Ya habrá tiempo para examinar porcentajes de votos, el ascenso o descenso participativo, la importancia del desencantado y todas esa cosas que a los politólogos encantan. Aunque con Donald Trump, su sentido de la payasada es tan elevado, y egocéntrico, que estas cosas le importan un carajo mientras se pueda vender como noticias falsas.

 


JGS

La revista Photomusik no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores expuestas en esta sección.
<< 2019        < anterior          siguiente >       2021 >>  

© Copyright Photomusik.com