Entrada a nuestra tienda
To our shop

flecha
Home

 
 
PHOTO

USIK

 

Buscador interno

Loading
pto

.MENÚ
.ZONA GRÁFICA

puntoConcierto 1
puntoConcierto 2
puntoConcierto 3
puntoConcierto 4
puntoRecuerdo 1
puntoRecuerdo 2
puntoBiografías
puntoPasaron
puntoReportajes
linea puntos
ZONA AL DÍA

puntoAgenda
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosNoticias
linea puntosNovedades
linea puntos
.ZONA DE OPINIÓN
puntoPágina del Musinternauta
puntoEntrevistas
puntoFrases musicales
puntoCine y espectáculos
linea puntos
.ZONA DE CLÁSICA
linea puntosAgenda Clásica
linea puntosBiografías
linea puntos
.ZONA DE CONTACTO
puntoForo
puntoDe interés social
puntoEnlaces
puntoNewsletter
puntoTIENDA
linea puntos
.ZONA DE OCIO
linea puntosGraffitilandia
linea puntosAnecdotario
linea puntosChistes musicales
linea puntosLetras de canciones
linea puntosJuegos
linea puntosMúsica y salud
linea puntosRADIO
linea puntos
.ZONA DE DESCARGAS
puntoSalvapantallas
puntoProgramas
puntoTonos musicales

pto

 

 



 

CINE Y ESPECTÁCULOS
CARTELERA CULTURAL

Histórico
 
 
 


MALAS VIBRACIONES
Película "Presencias extrañas".

J. G.
(Madrid, España)

Presencias extrañas

Las circunstancias no suelen ser lo que parecen, y mucho menos las personas. La mezcla de sentimientos con la realidad puede llegar a convertirse en un cóctel explosivo que a veces conduce al caos, a la desgracia, a lo inesperado. En una situación de lucha siempre habrá fuerzas que se contraponen, dispuestas a arramplar con todo lo que se interpone en su camino. La verdad está distorsionada por los sentimientos, que muchas veces terminan manchándose de sangre. Una catarata de incidentes desemboca en la sinrazón.

Éste es el ambiente de “Presencias extrañas”, la última dirección de los hermanos Charles y Thomas Guard, provenientes de la industria publicitaria. Es un remake de la película de terror coreana "Changhwa, Hongryon"
(
“A Tale of Two Sisters”), dirigida por Kim Jee-Woon en 2.003. Un thriller atípico que no encierra ni terror psicológico ni se engancha al recurso fácil de los machetazos como emblema de su trama. Algo a destacar es el tratamiento visual de muchas tomas, embadurnadas de azul oscuro, nebuloso, con ambiente de espíritus... Muertos vivientes que se aparecen enfrascados en el olor a formol del fantasma psicológico. Pesadillas que se materializan en sed de venganza, servidas de una manera gélida e inesperada. Mientras tanto, la vida sigue y las luchas de poder en el seno familiar son la tónica de esta película.

Todo ocurre en familia, ¿por qué airear los trapos sucios? Anna, encarnada por Emily Browning, tras un internamiento psiquiátrico, sigue a pies juntillas el consejo que le dio su enfermero: “Termina lo que no has acabado”. Una sugerencia lanzada en clave de ayuda moral para infundir ánimos a un espíritu débil y que necesita empuje para reintegrarse al mundo que dejó. Un entorno en el que aún habita el fantasma de su madre muerta: pidiendo ayuda en la cama, moribunda, clamando venganza al verse olvidada en el corazón de su esposo. La enfermera que la cuidó durante su convalecencia le ha usurpado el lugar de amante, madre y sobre todo, mujer.

El papel de Elizaeth Banks como Rachel, la nueva novia de su padre (otro de los grandes, David Strathairn) recuerda descaradamente a Rebecca De Mornay en ”La Mano Que Mece La Cuna” por varios motivos. Su similitud física: facciones dulces, pelo rubio y gestos; junto a otros aspectos menos corporales: su tensión sexual opuesta a la fragilidad de Anna, la turbulencia que esconde su figura femenina, la imposibilidad de tener hijos y la búsqueda en Anna de su maternidad frustrada, el deseo de poseer a un hombre como objeto pasional. En el fondo, Anna y Rachel son el mismo personaje en polos opuestos, tremendamente maquiavélicos.

Los espíritus no quieren desaparecer y Anna será el vehículo para que la presencia materna siga latente. Una declaración de intenciones manipuladora desde donde ejercen su poder. La hija, que se niega a borrar ese recuerdo, se enfrenta a un padre usurpado y una futura madrastra usurpadora, alimentando el odio que siente hacia ésta. Una hija que desconfía de su progenitor, carente de capacidad paternal, una adolescente en rebeldía cuyo único apoyo se encuentra en la figura de su hermana. Otra pesadilla, aunque se ponga de su lado.

¿Qué es verdad y qué mentira en todo esto? Todo cambia, sólo permanece el sentimiento de animadversión entre las personas y el deseo de ser amados, al precio que sea, sin pensar en los demás. La defensa del territorio. La película muestra egoísmo. Egoísmo de una niña sin madre hacia la novia de su padre, egoísmo del padre hacia su hija por no atreverse a recuperarla, egoísmo de las sombras por acaparar el papel de la luz, egoísmo del miedo por no hacer frente a la realidad.

Por qué ocurrió el incendio con el que empieza la película es otro misterio que sólo el movimiento de las escenas desvelará.

El sonido impone un sello de suspense notable, las imágenes abusan en ocasiones de los efectos básicos del cine de terror: la bolsa de plástico que se mueve sola, la mano extendiéndose hacia el cuchillo, el reguero de sangre que, sobre el suelo, describe un sendero de matanza...

En la producción, Walter F. Parkes y Laurie MacDonald vuelven a repetir como lo hicieron en “The Ring 2”, equipo al que se ha unido Roy Lee.

Cada personaje ocupa su lugar y momento. El ambiente de casa perfecta deja en segundo plano un aspecto fundamental con el que se incrementaría la tensión en la película: su localización. Se desarrolla, casi al completo, en un solo escenario: una asombrosa finca al borde del mar en Bowen Island, en la Columbia Británica, desaprovechando la idea de aislamiento, tan bien conseguida en clásicos como “El Resplandor”, de Stanley Kubrick, donde Jack Nicholson, en el papel de Jack Torrance, y Shelley Duvall como Wendy Torrance, su mujer, sí que dan miedo. El de Kubrick es el terror agreste, ponzoñoso, frente al aséptico de los hermanos Guard.

La banda sonora de Christopher Young arranca y cierra la película con un tema dulce y bello, describe un espacio boscoso, oscuro, lleno de tinieblas, en ningún momento aterrador, casi flirteando con el New Age. Este compositor se ha consolidado en el género de terror al componer para “Hellraiser” (1987), “Jennifer 8” (1992), “Murder In The First” (1995) o “Urban Legend”, de 1998.

El final de “Presencias extrañas” es inesperado, capaz de desmontar las conjeturas más certeras sobre la autoría del fatídico desenlace y resuelve el porqué del mismo.
Los fantasmas tienen más vida que las personas de carne y hueso.

 

 

J. G.


La revista Photomusik no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores expuestas en esta sección
.
Texto: www.photomusik.com ©
<< 2008       < anterior          siguiente >       2010 >>  

© Copyright Photomusik.com