El primer largometraje de Nick Tomnay es rico en interpretaciones lingüísticas. Su jocosidad se puede resumir en aforismos tipo Nadie es lo que parece o sales de Guatemala para meterte en Guatepeor. El perfecto anfitrión está cargada de humor negro narrado con inteligencia. |
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El director australiano juega con la sorpresa para atraer al público y seducirlo como el buen vino que emborracha sin malestar. La resaca posterior es una bomba cuya mecha se va consumiendo metódicamente. La evasión de la justicia traerá problemas inesperados; la versatilidad del protagonismo se convertirá en centro de atención. La desconfianza se rinde ante la compasión. Un engaño en toda regla. En silencio se va tejiendo una tela de araña viscosa. Lo malo de recibir invitados inesperados es que pueden llegar a convertirse en el postre de una velada interminable.
Se palpa desconfianza en un entorno que huele a trampa.
El perfecto anfitrión cuenta con un maniaco de lujo: David Hyde Pierce, el hermano neurótico de la serie televisiva "Frasier". Educado en extremo, a juego con su entorno lujoso, sesiente cómodo en la desconfianza. La timidez le hace juego con la exclusividad de sus ademanes, a primera vista nadie diría que es capaz de saltarse a la torera cualquier barrera del comportamiento humano. Es un buen hombre de la comunidad portado de un secreto inconfesable, un análisis psicológico escrito con gracia que en ningún momento se hace pesado. Destila humor vestido con una macabra elegancia. Junto a este sociópata perturbado, John Taylor (Clayne Crawford) se desenvuelve con soltura en un duelo interpretativo de alto calibre. Pesadilla.
Esa amabilidad compasiva se convierte en crueldad y la noche en una cámara tortuoria sin violencia visceral. La música clásica suena en un minimalismo siniestro de asepsia lujosa y anfetamínica. |
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La intencionalidad tétrica de Warwick Wilson (Pierce) despunta con el sarcasmo. Su vida se resume en un álbum de taxidermia fotográfica. Amante de la muerte como ritual, sin olvidar el humor, le gusta dejarse dirigir durante la primera parte del baile para marcar el paso en la segunda mitad.
La película ha sido proyectada junto a “Let me in” como postre en Sitges 2010, la factoría del terror inteligente. La fotografía se luce gracias al cuidado por la ambientación lujosa, impregnando de glamour toda esta maldad.
La venganza se masca hasta el último plano. |
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“El perfecto anfitrión” es un delirio plagado de infortunio; el choque entre un robabancos desafortunado y un perturbado integrado en la sociedad a la que ha jurado servir y proteger. |
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