La comedia francesa no pierde su frescura en el ambiente refinado propuesto por Pascal Chaumeil. Lo sofisticado y el gag propio de cintas detectivescas conviven con la lozanía romántica en Los Seductores”. Su primer largometraje como director convierte en singular un argumento tan manido como las relaciones amorosas, vista desde una composición muy personal. El amor no es caduco sino que muta su comportamiento; Chaumeil ha encontrado la clave humorística a lo que el común de los mortales identifica con tragedia. |
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El amor se visualiza en “Los Seductores” como fenómeno asociativo entre las personas y capaz de provocar rupturas: de ahí su fragilidad. El amor entre parejas es un fenómeno mercantil susceptible de convertirse en objeto negociable. |
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Es negocio y desprendimiento, juego y compromiso, luz y oscuridad.
Considerado el centro del universo, de naturaleza fuerte, el amor se puede convertir en fragilidad susceptible de una manipulación metódica. Hay sicarios que potencian sus intenciones destructivas contra él; maestros en su apreciación superficial, desconocedores de lo imprevisible.
Negocio y venganza mueven el alma de “Los Seductores”. La vena humorística salpica el enfrentamiento y la seducción. |
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Chaumeil enseña la capacidad humana de alterar situaciones con comicidad frívola. Romain Duris (Alex Lippi) recuerda a Óscar Jaenada en el papel de David ( "Trash", 2008): halcón y presa; macarrilla de cinco estrellas, artista en improvisar pucheros compasivos y blandir dagas en el corazón femenino. La bala se vuelve contra el que la dispara; el francotirador se convierte en punto de mira. |
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Lo cómico se va truncando en romanticismo, haciendo perder fuelle a la acción. El movimiento escénico es salvado por los secundarios François Damiens (Marc) y Julie Ferrier (Mélanie), pluriempleados en el engaño y resolver situaciones calamitosas. Las referencias musicales de “Los Seductores” son obligadas con la aparición de Vanessa Paradis, y su desparpajo en el mundo del glamour. Regresan, con ella, las fragancias de Chanel cuando en 1991, Paradis promocionó Coco, su nueva fragancia. |
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La acción y la seducción desatan sus ardides dentro de una lujosa banda sonora con referencias a George Michael (“Wake Me Up Before You Go Go”) y John Morris (“Time of my Life” - Dirty Dancin'). La Steve Miller Band pone sonido a los créditos finales con la explicativa “The Joker”. |
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Vanessa Paradis seduce y duda en un ambiente con pequeño sabor a Paris Hilton; va madurando con la película, gracias al trabajo de su antipareja. Escenarios principescos donde Hermés se mezcla con un fantasma que cae herido por su propia arma. |
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El oficio hace al monje y los secundarios se convierten en principales, o lo intentan. |
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