¿Quién no ha deseado tener un triciclo en la infancia para recorrer los jardines con hombría majestuosa? Entre el tractor amarillo de
Zapato Veloz y
La bicicleta verde de Haifaa Al-Mansour hay un mundo de ilusión sin pretensiones. Una estética moral que se salta los prejuicios de la sociedad saudí sin hacer daño. Wadjda es el reflejo de la inocencia que escarba en la piel de una sociedad machista. ¿Por qué los niños pueden ir en bici por las calles de
Riad y las niñas no? La respuesta no es una minucia planteada por la protagonista en una película enteramente femenina. Esta cría dulce y rebelde nos trasporta, con un viaje cargado de intención, por los puntos más oscuros de la capital saudí. Nos introducimos en los vericuetos de un mundo que hace aguas en los derechos sociales. La religión tiene un papel predominante en el laberinto de incongruencias creyentes tan estúpidas como innecesarias no sólo para Wadja sino para sus amigas de colegio.
La bicicleta verde se acerca a dos Arabias: la formada por la tradición senil y la de los chavales.