La tríada sobre el la historia reciente alemana que presenta von Trotta se cierra con ”La calle de las rosas" y ”La promesa": dos películas desprovistas del velo intelectual que rodea a su última producción.
A pesar de tener una buena acogida en los festivales internaionales, cuentan con una reducida fortaleza narrativa. El Muro de Berlín se convierte en excusa en ”La promesa” para crear una película creíble sin impactar. La alienación sufrida durante la época de la Stasi y dos Alemanias divididas transcurre entre buscadores de libertad y quienes deciden prolongar su oscuridad segura sin deseos de ver la luz al otro lado. Su caída, otro pretexto para poner fin a esta historia de ternura empalagosa. En el festival de Venecia de 2003, Katja Riemann consiguió la Copa Volpi como mejor actriz en ”La calle de las rosas". De un dolido, y silencioso, recuerdo a los muertos por el Holocausto en un piso neoyorkino nos trasladamos a otra frialdad igual de tétrica: la de la calles de Berlín en septiembre de 1943. La limpieza étnica programada por la Gestapo y la promesa de Joseph Goebbels para vaciar la ciudad de judíos motivan el nacimiento de la presión social en la calle de la Rosas (Berlín). A pesar de esta oposición, se eliminó a 8.000 de los 10.000 judíos berlineses. La existencia de matrimonios mixtos en la ciudad impidió que maridos judíos fueran exterminados por la máquinaria del racismo nazi. Los judíos que no habían sido deportados por estar casados con mujeres de raza aria originaban un conflicto molesto para las intenciones alemanas en su exterminio. La mujer, una vez más, actúa como motor de un sociedad asustada por la prepotencia del horror hitleriano. La presión a divorciarse ejercida por parte de las autoridades alemanas no impidió que ellas lucharan por conservar su matrimonio, y la vida de sus maridos.
El centro de recogida provisional en Rosenstraße 2-4 se consituyó en cárcel temporal y barricada donde los varones fueron recluidos como ganado esperando ir al matadero de Austwich. Un episodio de amor y fidelidad.

La juventud de Lara (Aylin Tezel) atraviesa una etapa desorientada dentro de una generación que no piensa en el mañana. Junto a su amiga Nora (Henrike von Kuick) desarrollan un estilo de vida rebelde, sin detenerse en analizar las repercusiones de su actitud. No hay futuro dentro de este entorno abierto, coqueta con el sexo rápido y las discotecas. En el fondo de "Nuevos Horizontes" subyace un miedo a las responsabilidades que aparecen de la manera más inesperada e impensable. De la noche a la mañana, Lara se encuentra en la encrucijada de convertirse en madre y mujer sin pretenderlo.

La desestructuración del entorno familiar desvela una mentira generada por guardar las formas. El matrimonio se presenta, en una metáfora visual, como las vías del tren que se juntan y separan por un recorrido finito. La maternidad se convierte en una búsqueda hacia nuevos horizontes que consoliden la estabilidad de su vida. El embarazo no deseado es un caos convertido en constante que no decide interrumpir. La muerte materializa el miedo infundido con dramatismo visual de juicio psicológico. Se envuelve en el líquido amniótico de su soledad para superar una pérdida que le hace sentirse culpable. La muerte de su hijo nonato provoca un estado de soledad y fracaso que sirve para cerrar una etapa vital. Un deceso casual que puede ser utilizado para madurar.

De manera limpia y dulce, “Transpapa” nos enseña que la relación entre padres e hijos se alimenta de la empatía, más allá del concepto sexual. La paternidad busca comprensión en los hijos. Un transexual lo tiene más difícil que un bisexual porque aún no sabemos poner los sentimientos a la altura de la trasformación fisiológica.
El actor Devid Striesow (Sophia), presente en cintas como la anterior “Visión”, “Los falsificadores”, “El humdimiento” o “Napola”, se adentra en el silencio de su hija insegura a través de una conquista lenta y respetuosa.
En la timidez de Sophia destaca esa mirada femenina y dulce a la espera de una respuesta. Son dos personas que se encuentran en un estado cambiante de sus vidas; dos evoluciones físicas (cuestión de hormonas) y mentales.
No se busca el perdón sino la comprensión sin imponer la aceptación.
“Transpapa” y “Caída Libre” son historias de una mutación.

"Las hermanas vampiresas” y “Rupturas por encargo” conformaban el bloque de películas ligeras que ayudaron a relajar la programación de una fiesta marcada por el pensamiento de la directora alemana Margarethe von Trotta.
Quince ediciones son un peso que cuenta para el prestigio de esta reunión cinematográfica. Además, como novedad este año, el Festival tuvo su prolongación en Barcelona, donde los Cines Girona acogieron del 14 al 16 de junio el primer Festival de cine alemán. (Ir a parte 1).