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CUANDO EL ARTIFICIO SE VUELVE DISTANTE Y SATURADOR
Película "Regresión"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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La última película firmada por Alejandro Amenábar es un salto al vacío. La pirueta que busca la ingravidez de una caída sin red protectora; un tirabuzón que, tras enredarse en su espiral, se convierte en el nudo corredizo de un soga que termina por asfixiar el invento. Un bluf sacado de la manga, pretencioso, corto y aburrido. Con Regresión queda demostrado que Amenábar no es el Gran Houddini dentro de la magia del cine. Un borrón que costará tiempo desterrar como punto negro de su filmografía. Las casi dos horas que dura esta persecución satánica entre los vericuetos de la manipulación mental es fría, distante, adormecedora; antónimo de la originalidad. Las primeras imágenes que quieren empaparse del sello Cohen se convierten en carne de serie televisiva, estilo comisaría en Bronx. El aire de intranquilidad desea apoderarse del espectador desde un primer instante y ese ambiente de suspense no supera al pelotón en una carrera inmovilizada. El alud de la decepción se adentra, a ritmo satánico, por las venas de una trama tan sosa como manida. |
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Este cúmulo de barbarismos es un producto publicitario, un juguete mercadotécnico destinado a cumplir unas expectativas comerciales, dejando a un lado su concepción como pieza de entretenimiento. De puro sosa, cansa. Tanta misa negra y adoradores del diablo pintarrajeados se convierten en adalides de un jipismo emporrado hasta la cejas. Chiste tras chiste (ritual antropofágico incluido), Regresión olvida la dimensión terrorífica que debería tener para convertirse en una broma conceptual donde lo demoníaco reclama compasión. Tiene la silueta de rompetaquillas aunque, seguida de los nubarrones que la acompañan, se puede romper la crisma. Hacerse añicos al caer por el precipio de la verdd al despertar de su sueño americano. Ni Ethan Hawke ni Emma Watson están dentro de su mejor interpretación aunque el tejano aprueba en la piel de un policía que termina absorbido por la locura regresiva de Amenábar. |
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Técnicamente impecable, con una fotografía sin salirse de la neurosis oscura, la película suspende por mérito propio. Sus imágenes derrochan un instinto de vocación previsible innato con ventanas que anuncian la antesala del suicidio vulgar, gatitos que se convierten en cromos de panteras negras con silueta de cómic. La frialdad de los personajes huye de la conexión con el público, incapaz de hacerles seguir una secuencia bajo la intriga del interés que suscita miedo. Es todo tan evidente y tan confuso que invoca un vade retro inmediato. El gusto por lo terrorífico lo exige.Alejandro Amenábar iba bien encaminado en sus deseos iniciales de hacer una película sobre satanismo que retratara su ambiente gore, de consumo palomitero y friky. Regresión defiende con honor su calidad de serie B en la línea del hindú M. Night Shyamalan. Cae en su propia trampa al dejarse poseer por la neurosis de su fragilidad.. |
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