Los encuentros entre Michelle y Barack carecerían de magnetismo sin unos diálogos fluidos y cordiales, donde el lenguaje del corazón prioriza frente a los tecnicismos jurídicos. Se comparten historias en una exposición de
Ernie Barnes. La cita que sentaría las bases de una cercanía personal forma parte del cortejo preparado por Obama para establecer puentes entre el presidente futuro y la primera dama. El interés común es un pretexto para indagar en lo personal con un encuentro romántico donde el estudiante de Harvard hace gala de sus dotes conquistadoras y orador desenvuelto. El Obama airoso se encuentra con el Obama conductor de masas, creyente en las causas sociales. La salida amistosa, con cine y paseo incluidos, recrea el ambiente barrial que Spike Lee captó en
Do the right thing, busca el estereotipo de conquista y resistencia como parte del emparejamiento. La atracción explora el camino imprevisible del amor en forma de actividad extraescolar.
Michelle es la voz con peso hecha a sí misma en una sociedad de hombres sin piedad; Obama, el trabajo de la seducción abierta. Su conquista, infantil y reiterativa, acosa galante, atraída por el atractivo de esta mujer.