El activismo político en defensa de los derechos sociales abre estas jornadas documentales con un cine agitador en la senda de pasado, presente y futuro. La lucha femenina, impulsora de la industria textil en los años 70, es homenajeada en
“Factory complex”, nuevo trabajo del realizador
Heung-soon Im como documentalista, que abarca las funciones de dirección, guionización y fotografía.
Es un documental inquieto, ganador del León de Plata en la Bienal de Venecia de 2015.
En una reflexión sobre el entorno laboral y el protagonismo de la persona en las fábricas, el director de
“Jeju Prayer” lanza una crítica directa a lo evanescente del sueño prometido por grandes marcas comerciales convertidas en adalides de la prosperidad económica. Nombres como Dasan, Daewoo o Siemens son un ejemplo de la esclavitud laboral, del sometimiento a unas normas estrictas de la explotación laboral. Los testimonios que nutren
“Factory complex” denuncian las condiciones desfavorecidas del trabajador, propiciando el avance de un capitalismo basado en el uso del hombre como herramienta productiva. Ante la sorpresa del fulgurante progreso surcoreano, la cultura social fracasa al mismo ritmo vertiginoso. Aparece el término de
“pobreza laboral” como sinónimo de trabajar mucho para no tener nada, incrementando el vacío personal. La mujer se siente manipulada y degradada en el entorno laboral. Hay una mundialización del modelo económico en detrimento del obrero.