La sección de largometrajes tuvo un comienzo resbaladizo donde lo accidentado de "Loki 7" se convirtió en presagio de malos augurios. El director de “La Gunguna”, también presente en la edición pasada de “TodoCine TodoDominicana”, estrena su segundo largo con más comedia barata que humor negro. Aprovechando el tirón de la burbuja del bienestar, Ernesto Alemany exprime el lujo y el dinero en un mundo dirigido por la mafia: una pequeña representación de la sociedad dominicana inaccesible para la mayoría e insegura para quienes se adentran en ella sin tener su sangre. Es una comedia de enredo hampón aburrida, destinada al consumo y la desconexión, en un formato de telenovela cinematográfica que busca imitar a las grandes producciones del Hollywood actual. “Loki 7”, tan pretenciosa como sombría, rápida como insustancial, y haciendo honor a su título, es una locura putrefacta. Una gamberrada sin estilo salvada de la guillotina gracias a sus localizaciones, plato fuerte del festival. La ingenuidad caricaturesca de Moncho, muy bien llevada por Manny Pérez, alcanza una comicidad ensalzadora de la estupidez humana.
El aburrimiento, en “Loki 7”, como un malo mafioso primerizo, busca rodearse del estilo que le falta. El final abierto asusta ante la existencia de segundas partes. Es una película que invita a descargar las posaderas en la butaca y echarse a dormir sin miedo: otro ejemplo de cine menor destinado al consumo nacional, lleno de aditivos caducados.

El último aliento de esta anodina cita exhibió a los dos pesos pesados de una edición cubierta por nubarrones constantes. El mensaje religioso de “La Familia Reyna” es una actualización de la parábola del Hijo Pródigo donde el pecado y el perdón mueven los hilos de una relación familiar inestable. La rocosa figura paterna adivina la presencia, cada vez más persistente, de la degeneración mental en un padre que distingue entre hijo bueno e hijo malo. El Alzheimer como protagonista invisible borra las huellas del pasado en esta relación familiar. La interpretación de Cuquín Victoria (uno de los grandes cómicos dominicanos) siempre tan fría, tan distante, sin vocación de padre, se hace un hueco entre las piedras que mueven la carga de este molino familiar. El encuentro entre Isaac e Ismael es el reencuentro de dos hermanos que han enfrentado la vida de maneras antagónicas: la libertad del primero frente al sacrificio del segundo.

El encuentro entre Isaac e Ismael es el reencuentro de dos hermanos que han enfrentado la vida de maneras antagónicas: la libertad del primero frente al sacrificio del segundo. El reencuentro entre el hermano que vuelve en busca de un lugar para acabar sus días en el calor familiar y quien encuentra en la huida del primero la justificación de su rencor. El mensaje religioso, en su vertiente catequista, pretende eclipsar la intensidad del drama humano con más adoctrinamiento que invitación al debate. Nominada para representar a la República Dominicana en la próxima edición de los Premios Goya como Mejor Película Iberoamericana, resulta sensiblera y aburrida; débil.
Los valores de la familia cristiana como modelo emocional recrean el sentimiento de perdón. La religión, como parte esencial de la cultura dominicana, se fusiona con el valor de la tierra. La agricultura y el campesino forman parte indispensable de la misma. Su ritmo suave marca la linealidad del dramatismo.

Los días de festival han pasado con la fuerza de un tsunami desbocado, donde la intención clara de ofrecer un espectáculo mercadotécnico ha podido con el valor de las películas presentadas, cargadas de mediocridad ampulosa. Esta quinta edición de “TodoCine TodoDominicana” hace pensar si los políticos y cineastas dominicanos están más interesados en vender la marca de su país que en mostrar el talento de su cine.
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