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FRÍA VENGANZA
Película "Elle"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
Video |
Entrevista a Paul Verhoeven |
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Desconozco si Paul Verhoeven ha conseguido o no un digna adaptación a la gran pantalla de la novela homónima escrita por Philippe Djian. La película firmada por el director de “RoboCop” e “Instinto básico” busca desesperadamente introducirse en el misterio y el drama de manera artificiosa. Si no fuera por la interpretación de Isabelle Huppert, la obra más reciente del cineasta holandés contagia aburrimiento desmesurado. Es cansina para el buscador de novedades, proclive a la fatiga. Al mismo tiempo, está repleta de giros situacionales gracias a la figura de Huppert, la heroína del metraje. Heroína investigadora, heroína vengativa y heroína que reniega del papel victimista en busca del agresor que la violó, envuelta en una venganza mayúscula conducida con elegancia inimitable. Porque Huppert convierte en oro todo lo que toca, siendo capaz de alterar el desorden de las cosas, originando una sensación de incertidumbre tenebrosa gracias a su mirada: dulce y retadora; siempre impredecible. |
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“Elle” no persigue la violencia sexual ni el trauma emocional (que ya existe con anterioridad a los acontecimientos relatados). Se escapa del thriller encorsetado sin despertar pasión, dolor o admiración; alejando de su voluntad la intención de proponer interrogantes a la mente del espectador. Describe el sendero que la protagonista recorre, con los ojos vendados, hasta destapar al enmascarado culpable de su infortunio, donde las dosis de intriga psicológica adquieren un cariz notable. Va más allá del binomio víctima-agresor, convirtiendo a la agredida en hacedora de una revancha potenciada por la erótica suspicacia de Michèle Leblanc ( Isabelle Huppert), que tan sólo con su gestualidad revoluciona la pantalla, convirtiéndola en un mar en calma tormentosa. |
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La violación inicial de “Elle” irrumpe con fuerza, advirtiendo una intensidad emocional que desaparece tras la agresividad desencadenada. Los minutos posteriores al forcejeo muestran a una mujer aislada en el ostracismo de un vacío moral inexpresivo. El silencio de su soledad, frente al dominio masculino, es pétreo: un recuerdo al suspense de Haeneke. Huppert dibuja a una mujer tan desfallecida como insensible, cargada de una aceptación escalofriante, después del abuso cometido contra su integridad femenina. ¿Será presa de un impacto tan fuerte que la impide reaccionar con cualquier grito de rabia en el vómito de su impotencia?
A partir de ahora, siempre mascullando una dulce venganza, silenciosa y constante, la reacción de la protagonista se sumerge en una búsqueda tenaz del quién y el por qué de lo sucedido. Va tejiendo una tela de araña alrededor del sexo masculino, manteniendo un equilibrio arriesgado entre realidad y fantasía con el que llega a sentirse cómoda. Todo está envuelto por la mancha de un recuerdo familiar negro, latente desde la infancia, que sólo la muerte consigue borrar.
La manera tan natural con que Michèle se enfrenta al miedo incomoda mientras Verhoeven se aferra a la piel de la imagen, desaprovechando la angustia asfixiante de un suspense que no quiere enmudecer su grito mudo.
Amores, recuerdos, voyerismo, acoso, y, sobre todo, venganza es “Elle”. |
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Texto: www.photomusik.com
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