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MISERIAS COLECTIVAS Y UN PLATO DE SOPA
Película La amabilidad de los extraños


J. G.
(Madrid, España)

La amabilidad de los extraños
Ficha Técnica Video    
¿Qué es más importante para construir un película: lo que se cuenta o la manera de hacerlo? ¿Y qué elementos la convierten en atractiva? ¿Hasta qué punto hacen reflexionar? Si es verdad que un aire de encorsetamiento sentimental rodea La amabilidad de los extraños, la tragedia de la constancia negra es norma en una película particular. Puede resultar aburrida, de encefalograma plano, pero también es tan cercana que la verosimilitud impera en una historia de ficción gracias a interpretaciones sostenidas en la desdicha personal. Los personajes revisten importancia en un argumento que cada uno amolda a su manera. Están conectados a través del encuentro casual creador de relaciones inspiradas en la desconfianza lógica. Vínculo, empatía, afectividad, pena, pobreza y soledad unen a quien sobrevive huyendo hacia un futuro hecho a sí mismo. Esta escapada llega a la ciudad de los rascacielos con una mano delante y otra detrás. Clara y sus hijos experimentan el recibimiento impersonal de esta jungla depredadora.
La fuga comienza una carrera hacia ninguna parte con el sentimiento de exilio en la piel. El abandono familiar del inicio se plantea como una excursión. Las noches trascurren en un coche hogareño, entre paredes solitarias antes que recurrir a la beneficencia. Nueva York es tan grande que las personas se pierden. Los sueños se instalan en un mundo que no quiere acoger. Existen momentos y lugares en los que ser desposeído facilita el encuentro.
 
Alice (Andrea Riseborough), enfermera de urgencias y terapeuta aficionada junto a Jeff (Caleb Landry Jones), un joven que lucha por encontrar el lugar al que pertenecer  
Clara (Zoe Kazan) con sus dos hijos
La directora de An Education o Su mejor historia, películas que verifican su versatilidad, plantea la huida de un peligro al que, poco a poco, se le ve su semblante agresivo. La amabilidad de los extraños es un viaje callejero, gente que se dedica a los demás, un restaurante con alma rusa que sirve de hogar a un exconvicto y una enfermera de vida vacía por muy dada que esté a los demás en diversas causas sociales.
En este corretear vagabundo, Clara alcanza el título de madre coraje para proteger a su familia. Sus dos retoños son el lado marginado, y actual, de la sociedad próspera. Las escusas de chiste que se inventa para que los niños disfruten de la ciudad nocturna ante la imposibilidad de encontrar una cama dan pena y rabia. También hay colas del hambre que alimentan los comedores sociales con gente sin trabajo, indigentes que han sido echados de su casa por no pagar el alquiler. Los invisibles de la calle no tienen nada que envidiar al estrés laboral de quien ve cada día como las vidas mueren. Las personas se encuentran entre la ayuda altruista y la búsqueda. El centro social es el núcleo donde las personas necesitadas encuentran sus destinos. La necesidad de alcanzar una salida con ayuda hace que tenga sentido.
 Clara y el exconvicto Marc (Tahar Rahim)  
 Clara y el abogado John Peter (Jay Baruchel), amigo de Marc

El maltrato paterno convive con el maltrato del entorno. Mientras que la primera actitud se esconde para no ser acusada, los perjudicados por la segunda no pueden evitar el vapuleo constante de la injusticia hasta que la verdad rompe su silencio y desmorona las bases de un padre desconocido hasta ahora.
El ritmo lento hace del drama un punto fuerte de la comunicación entre madre e hijos. Aunque los diálogos no sean de libro, existe una pizca de sentimiento compartido que toca la realidad sin tapujos mientras hace reflexionar sobre la convivencia, la maldad y la bondad humanas. La pobreza está en todas partes y cada uno somos algo pobres (de amistad, de cariño, de bienes materiales, de solidaridad) aunque unos recuerdan a Charles Dickens y otros no quieren dormir más con su enemigo.echos olv dados por la Historia.

J. G.


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