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DESCUBRIENDO LA MADUREZ ADOLESCENTE
Película Las niñas
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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La llegada de un compañero nuevo a clase siempre produce interés. Lo descocido es un golpe de aire fresco para adolescentes vestidas de uniforme e instruidas en la rectitud moral de la religión. La aparición de Brisa es más que un juego de palabras oportunista. La educación liberal que ha mamado es un buque que choca contra la barcaza varada de las demás niñas. Su presencia en el aula empuja a Celia a romper el pudor amaestrado hasta ahora. La inocencia descubre un mundo de libertad tachado como libertinaje o prohibición. Joven y casi peligrosa para la instrucción monjil, aleja el aburrimiento de la escuela, hay sensaciones diferentes, lo constreñido abre los ojos ante el precepto religioso que impone su criterio cerrado.
La vida fundamentada en el aprendizaje libresco de la sexualización católica articula lo femenino con carácter reproductivo. La pureza moral de la mujer se ensalza demonizando el disfrute terrenal. El cambio externo se produce de manera interna. La mujer educada en el aura católico de la sumisión no se plantea preguntas que, por la edad, comienzan a surgir como filamentos existenciales necesitados de respuesta. Brisa sobrepasa la barrera cielo-infierno, abre las puertas a la opción de elegir su camino, enseña a disfrutar de la vida en la tierra. Se suponía que algo estaba cambiando en España pero intramuros de un colegio de monjas, en Zaragoza, las niñas siguen siendo carne de adoctrinamiento. La novedad asoma su cabecita entre la monotonía. Hay algo más allá que las creencias dogmáticas o los confesonarios convertidos en vomitorio no permiten ver.
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La omnipresencia de la Expo y las Olimpiadas de 1992 copaban el interés de una sociedad radiante con sus fantasmas antiguos. La renovación de una España rutilante se desmonta con esta experiencia extraescolar que desafía un modelo formativo circular. Los resquicios de la religiosidad tradicional imponían su rectitud anticrítica. Los afiches en las carpetas y las canciones escuchadas en casete hacían furor con música foránea; el primer cigarrillo en los labios de una adolescente se saboreaban con miedo. El estudio de la narración social se produce a través de la ficción nostálgica de un pasado no muy lejano en España. Celia y Brisa se conocen en una cárcel inexpugnable para el librepensamiento, un lastre manejado por los referentes católicos. El tiempo se detiene en una democracia que se creía consolidada. La exploración es una desviación peligrosa para la rueda religiosa en el laberinto del crecimiento humano. La lucha intrafamiliar entre Celia y su madre gana puntos en favor de la protección que no desea ver cómo una hija cae en los mismos errores. Los consejos son temores maternos impulsados por el odio hacia sí misma, ajenos a la cercanía que debe existir entre ambas. Los contactos escasos entre madre e hija, en la oscuridad, son los momentos más reveladores de su cariño. El silencio tiene la última palabra en las relaciones humanas. |
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El corazón de Las niñas se convierte, con un ritmo lento y diálogos adormecedores, en un torbellino que se atreve a mirar con ojos escrutadores al mundo que los mayores tenían prohibido. La palabra modernidad se observa con timidez ante la sombra que el conservadurismo católico ha impuesto sobre la mujer y su formación. El colegio es una península del crucifijo; buenos días, señora abadesa: unanimidad coral de firmeza militar. Pilar Palomero, en su primer largometraje, hace una radiografía del espíritu nacional católico donde lo femenino no piensa, acata; no duda sobre la espiritualidad y lo sexual; acepta la trayectoria impuesta. Brisa es un revulsivo para trastocar esta normalidad silenciadora.
Surge una sociedad palpitante, llena de vida musicada por la banda sonora de Héroes del Silencio, OBK o Chimo Bayo. Sus canciones inyectan ese espíritu rebelde que manda durante toda la película. La lentitud en el ritmo ritmo visual se impone para robustecer la atmósfera opresiva. Los planos se detienen en el momento para narrar y dejar imaginar. El argumento casa con una fotografía alejada de los primeros planos y hace del movimiento su baza principal. La fotografía gélida y distante incide en lo global más que el detalle. |
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Celia navega sin entender lo que viene de frente, camina por la frustración de quien no encuentra respuesta. Las monjas predicaban la culpa con tanta tranquilidad como practicaban la docencia con regla férrea. El pecado y la culpa recuerdan una España bloqueada que personas como Brisa intentaban sacar de su aislacionismo moral. |
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