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EL COLOR DE LA ACINESIA GALLEGA
Película Lúa vermella
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Mientras la velocidad se lleva al mundo por delante con su celeridad atormentada, las leyendas marinas que Lois Patiño cuenta embisten con el estatismo de su cine. La reminiscencia navegante de Galicia empapa un mundo de fantasías y fábulas. El temor y el entusiasmo hacen de lugares solitarios la frontera entre la espuma revuelta y las rocas suicidas. La simbología se centra en el hiperrealismo de las formas que el hombre fosiliza en su imaginación. La tierra se abre a una dimensión donde el averno y el cielo crean mundos silenciosos. La oscuridad de sus cuevas y unos personajes convertidos en estatuas, sin ser testigos directos de las fabulaciones, se encargan de expandirla como un mito al que debe temerse. La cámara entra despacio en este silencio, define facciones no menos ennegrecidas por la tragedia. La cosmogonía de Patiño se reconforta en la purificación de historias que tienen a la muerte como eje del movimiento. Las palabras superan lo humano para convertirse en cauce de sensaciones inexpresivas, son aditamento que sacude una vitalidad muerta. Personas y monstruos comparten una postal que rebosa desconocimiento y lentitud. Ambos protagonistas se amparan en la voz escondida que verbaliza su inmovilidad.
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Las brumas y las profundidades son el campo a explorar que sorprende por la armonía de sus dibujos. Angustia. El dramatismo está en la presencia estática de la vida mientras la muerte avanza con forma de espectro que recuerda A Ghost Story, de David Lowery. Lúa vermella busca la mitificación del trabajo, el alimento de un imaginario aberrante, convertir la salvación en gesta, revivir la figura de O Rubio de Camelle, palpar la muerte. |
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El mundo de las meigas busca el reencuentro con los cadáveres mientras la liturgia regional dice que estos se quedan con los habitantes. El hombre devora las leyendas sin permitir su olvido. El suelo lunar, la boscosidad gallega y la bravura de sus aguas arman un viaje callado. La Santa Compaña aparece junto al rostro del relator vivo que susurra lo que no comprende sin atreverse a plantar cara. Lúa vermella es un fluido de imágenes alimentadas por el paisajismo, la importancia de la noche. La fotografía oscura se hace penumbra atractiva para Lovercraft. El mar es un cementerio acuático donde el espanto peina los naufragios, las rocas son garfios retadores. La masa de agua salada juega a la alegoría de la vida y la muerte. Es otra filosofía de entender el mundo marino. En el mar no hay monstruos porque el monstruo es el mar. El cine experimental se deja arrastrar por la fuerza de narraciones mitológicas que abren lo desconocido de la costa galaica. La energía rojiza llama al impacto marciano. La belleza y perturbación experimentan con temores en un espacio movido por las olas. La luna roja de Lois Patiño es inmovilidad y arcada orgánicos. |
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