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LA RACIONALIDAD Y EL INSTINTO PASEAN DE LA MANO
Película Narciso y Goldmundo


J. G.
(Madrid, España)

Narciso y Goldmundo
Ficha Técnica Video      
La nieve como paisaje y el canto monacal forman un jardín representativo de la comunidad religiosa asceta. Así es como Stefan Ruzowitzky plantea la encrucijada que Hermann Hess narra en su novela Narciso y Goldmundo. El escritor alemán y el director austriaco presentan un entorno alejado del ruido donde las personas se dedican a Dios mientras esperan la entrada en el más allá. La juventud de Narciso no le impide aspirar al rango de abad custodiado por la disciplina que aguarda el propósito. Este edén conventual acoge la llegada de Goldmundo, más joven, como desperdicio arrojado por su padre al monasterio de Mariabronn. La primera parte de su historia en común ve crecer una amistad desde la infancia hasta la adolescencia. La llamada eclesiástica no hace mella en la visita imprevista, desinteresada por el inmovilismo que la fortaleza piadosa inculca. La elección de servidumbre a Dios observa estático la necesidad, casi hormonal, que el otro expresa por recorrer mundo. Las murallas han protegido a Narciso del exterior, Goldmundo vuelve a dar con sus huesos en Mariabronn. El destino que los separó los une para conocerse mejor. La experiencia sin fronteras reaviva el color mustio del encierro vocacional.
 
Narciso de joven en primer plano junto a Goldmundo en el monasterio de Mariabronn  
Goldmundo (Jannis Niewöhner) en el taller de esculturas de madera
El viajero se ha forjado una vena artística como escultor que Narciso decide aprovechar con fines religiosos. La creación de un altar nuevo acerca sus años de alejamiento. Los días se suceden entre paseos y charlas: uno escucha y otro centra la crónica en sus vivencias. El uno entiende la espiritualidad desde la oración; el otro, con la pasión. La actitud tranquila espera que la vida se aproxime a él, la más despierta la devora a mordiscos de entusiasmo que mastican muchos finales atropellados. El tiempo pasa y el acercamiento se produce jerarquizado por la distancia que en la infancia parecía un juego.
La continuidad en el cenobio hubiera sido una cárcel para Goldmundo. El huésped conversa junto a su amigo sobre los placeres y los dolores terrenales. La estancia en el lugar le permite reflexionar acerca del pasado sin orgullo, revivir aventuras aceptando su fugacidad, la muerte producida por la peste negra en Europa. La búsqueda de la perfección en un hombre que vive atormentado ha sido un proceso de realización autodidacta curtido como escribano de memorias caballerescas, aprendiz de escultor. Narciso lo tiene todo porque no ansía nada, Goldmundo no encuentra paz sin el calor materno. La necesidad de su presencia será la obsesión de una obra marcada por sufrimiento y el crecimiento artístico unido a una religiosidad que le proporcione tranquilidad espiritual. Narciso ama a un ser invisible en su castillo religioso, separado del exterior. La libertad de Goldmundo ha pagado el precio de la soledad con amores pasajeros de magnitud evanescente. Cada uno tiene carencias afectivas a su manera.
Narciso (Sabin Tambrea) y Goldmundo admirando la virgen de madera creada por este último  
Narciso junto a uno de sus compañeros monjes que azuzaba la presencia de Goldmundo como algo maligno

La excelencia se centra en la creación de una imaginería dedicada a la madre que ha decidido rehacer su vida, la redención, despojarse de lo material, ¿habrá algo de purificación espiritual en su cometido? La relación entre Narciso y Goldmundo comparte la narración de anécdotas jugando con imágenes que retroceden en el tiempo. Narciso las absorbe para exprimir la dinámica de un amigo lleno de vitalidad, descubre el significado de amar con el corazón y la piel. El recorrido trepidante no tiene nada que ver con el remanso de la abadía donde las rencillas entre monjes provocan altercados destructivos. Ruzowitzky acierta anteponiendo la relación humana al retablo histórico. El texto de Hermann Hess, dentro de su linealidad narrativa, describe cada momento con riqueza literaria. La ilustración con piel medieval se recrea en la fotografía paisajística y producción cuidada. Esta aportación sería baldía sin el trabajo actoral diversificado en la serenidad de Narciso frente al sentimiento fibroso de Goldmundo. Las peripecias de ambos construyen un cuento literario con elementos visuales. El encuentro, la separación y el reencuentro entre dos hombres sostienen el hermanamiento de una amistad irrompible.

J. G.


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