Rigo Pez salta el charco hasta Norteamérica para encontrar las raíces culturales del flamenco. El entusiasmo le lleva a no diferenciar entre el
Phoenicopterus roseus europeo y el
Phoenicopterus ruber, emblema rosado en áreas tropicales de América y Florida, donde se sitúa esta segunda parte de la proyección. El negocio que hay detrás de su figura genera mercado con sello de autor. La firma del artista
Don Featherstone aparece tatuada en los flamencos de plástico por todo el mundo. La fauna humana que merodea este universo es más llamativa que la zancuda: desde las gamberradas de
Leon Varjian plantando 1008 flamencos en Bascom Hill para advertir de su vigilancia al poder hasta
Cindy Dunlow, la mayor coleccionista del mundo con 1069. El grupo musical Kero Kero Bonito y la canción titulada
Flamingo; un tío que los odia y se dedica a patear a los bichos plantados; las excentricidades de Kitten Kay Sera, conocida como la dama rosa de Hollywood; la gurú musical
Allee Willis rellenan el muestrario. La presencia del protagonista alado está en el Ocean Surf de Miami, el Motel Flamingo, Flamingo Road, incluso el
Desayuno Flamenco lleva su referencia; el recuerdo a Miami Beach y las camisetas estampadas.