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ERA LO QUE HABÍA QUE HACER
Película La isla de las mentiras


J. G.
(Madrid, España)

La isla de las mentiras
Ficha Técnica Video    
Las palabras del poeta Ramón Cavanillas, en boca de Tomás, ponen aguas cristalinas a una isla misteriosa. Las costas gallegas, mansas y bravas, son testigos de la mano trabajadora y oscura del hombre, más peligrosa que sus riscos. Lo enigmático guarda secretos a través de ojos cómplices. Hacen que lo rudo, desértico, inexpresivo hagan del mutis fortaleza del secretismo. La sensación de privacidad se extiende como una mancha de aceite oscura mientras se cuentan leyendas los raqueiros. El oleaje y el silencio son dos murallas que separan la isla de Sálvora del resto del continente, como dice María. El protagonismo femenino dirige una historia que hace de la despedida el recibimiento de la autosuficiencia. La vigilancia hostil desde la distancia de un capataz desconfiado marca la línea territorial entre las clases sociales. El perro guardián que pertenece a lo más alto de lo más bajo resucita la esencia latifundista de Los santos inocentes. Esta violencia comunitaria que supera lo vecinal estalla con el odio cocinado a fuego lento.
 
La playa de la isla de Sálvora  
La mirada acerada de María (Nerea Barros)
Las miradas aceradas de ellas, excepto Cipriana, toman el testigo del enigma al esconder algo inconfesable. Los naufragios fortalecen la epidermis de una comunidad marcada por el abandono. El hundimiento entrecomillado de un barco llamado Santa Isabel acarrea rescate y tragedia. La salvación es el precio que los supervivientes han de pagar si no quieren morir ahogados. La noticia convierte en actualidad estas tierras apartadas. El acercamiento de un periodista como quien otea una isla borrosa da un ambiente detectivesco a la intriga del suceso. León, del diario bonaerense Crítica, parece un policía cumpliendo con su investigación más que un reportero. La noticia puntual se ensancha, las preguntas comienzan a incordiar y las respuestas monosilábicas animan a profundizar en el caso. Lo descriptivo confunde en vez de aclarar un caso sombrío.
Al rescate de los supervivientes del vapor Santa Isabel  
León (Darío Grandinetti), el periodista investigador

La fotografía limpia y artística ilustra una pobreza que esconde las carestías de la sociedad marginada española. Las arenas de playa suaves y la tosquedad de interiores pétreos conviven sin apuñalar el corazón. El matriarcado es ley cuando el hombre desaparece superando su bravura. El contrate entre la suavidad cromática y la riqueza contextual ensalza el valor narrativo de una película merecedora de una atención y orgullo del cine español.
¿Qué es mas importante: salvar la vida de 48 personas o las que no pudieron salvarse? María, Josefa y Cipriana no se sienten las heroínas que el mundo quiere contemplar. Las colonas del marqués de Revilla acarician el contacto exterior como muñecas de feria. Una tormenta, un faro sin estrenar, una isla sin hombres, el guarda desparecido son coincidencias que no pretende sorprender. La isla de las mentiras es un cruce de miradas casi siempre con la cabeza baja y oblicua. La tensión se palpa en una constante mantenida. El más tonto de la isla paga los platos rotos por otro y el más tonto de la isla, como siempre, es el que más sabe: una coincidencia curiosa.

J. G.


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