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ÁLBUM FAMILIAR PARA UN PAPA
Película Wojtyla: la investigación


J. G.
(Madrid, España)

Wojtyla: la investigación
Ficha Técnica Video    
El comienzo llama a pertrecharse en el sofá con una ración generosa de palomitas y curiosidad. Las imágenes captadas como fogonazo fotográfico desnudan la crónica de un destino inesperado. El asesinato de JFK compite en interés. El listón se pone muy alto. Todo pinta bien. Las apariciones, nunca mejor dicho, de miembros eclesiásticos defendiendo la figura del Papa Juan Pablo II descubren lo temido. El panfleto religioso comienza a manipular un documento a la carta para la Iglesia complaciente. Las opiniones escogidas cierran filas en torno a la figura del Sumo Pontífice polaco, expanden palabras ceñidas a sus cargos cercanos al Vaticano. Ni los periodistas que ilustran Wojtyla: la investigación ponen el dedo en la llaga de una figura que parece intocable. Sólo falta ponerse de rodillas para ver el documental de José María Zavala con devoción. La vida de Karol Wojtyla es un viento repentino lleno de colorido juvenil, tintura monocromática durante su etapa polaca y vuelta al cromatismo en el Vaticano. La narración discurre por titulares relámpago que calan en el ciego sin devolverle la vista. La banalidad con que se trata la figura de Ioannes Paulus II no permite ahondar en sus errores y aciertos.
 
Teresa Malecka, amiga de juventud de Karon Wojtyla  
El 3 de mayo de 1981, Wojtyla sufrió un atentado perpetrado por Ali Agca
Las imágenes morbosas del atentado perpetrado el 3 de mayo de 1981 ponen en marcha una maquinaria fetichista inagotable. El tacto ensangrentado llena las primeras páginas de un tebeo ad hoc con la exhibición de su sotana sanguinolenta en una urna de cristal o su camiseta enmarcada como otra túnica sagrada que la Historia no convierta en reliquia de museo. Es totemismo en estado puro. Las imágenes de archivo recogen la preocupación popular. Los testimonios levíticos dibujan un mártir consagrado al dolor. Su muerte es entendida como el fortalecimiento de la fe que no analiza ni causas ni consecuencias del suceso. ¿No es un contrasentido robustecer la vida a través del óbito?
El tercer documental del periodista y escritor madrileño es un folletín con alma de congregación. Las especulaciones ideológicas, la presencia del KGB tras el atentado y fotografías que no da tiempo a analizar buscan la comunión pagana. El servicio de espionaje polaco sospechaba, en 1946, que Wojtyla tenía pruebas sobre la autoría rusa de la matanza en los bosques de Katyn y no alemana, como dijo la propaganda soviética. Su pertenencia al clero estrechó la vigilancia sobre un enemigo del pueblo. Este acoso se intensificó en 1958 al ser nombrado obispo auxiliar de Cracovia; la identificación en clave fue Pedagog; se le atribuyó un romance inexistente con una mujer a la que ayudaba. La primera agresión tuvo lugar en la Basílica de Guadalupe, en enero de 1979; siguieron Portugal y Pakistán. Los accesos de los comunistas a los papeles del Vaticano durante el pontificado de Juan Pablo II se lanzan como noticia hueca. Las píldoras históricas salen con cuentagotas. La superficialidad barre la figura de Karol Wojtyla protagonizando secuencias vertidas con más corazón que análisis.
Juan Pablo II, Papa de multitudes  
Karol Wojtyla en su juventud

La cámara se adentra en el Instituto de Memoria Nacional de Cracovia y hace un barrido por millares de legajos que componen kilómetros de estanterías pobladas de documentos. Las cien carpetas que ocupan los papeles secretos de Wojtyla y más de 4.600 fotografías suyas tomadas durante la primera peregrinación del Santo Padre a Polonia en 1979 aparecen como datos para engrosar cifras sobre la persecución al ciudadano Wojtyla. No se habla sobre el momento histórico del comunismo en la nación centroeuropea ni su empatía con el líder sindical Lech Walesa o su influencia en el aperturismo iniciado por el sindicato Solidaridad. Los flecos terrenales de la implicación política en Latinoamérica, los vínculos con la Banca Ambrosiana, su postura ante los Legionarios de Cristo, la homosexualidad, el papel que el Vaticano juega en la Omertá, la oposición a la Teología de la Liberación pasan desapercibidos desvelando un interés por no destaparse.
Wojtyla: la investigación es un fascículo amable sin la seriedad que el soberano de la Ciudad del Vaticano se merece. Los testimonios que avalan la capacidad milagrosa de un hombre mortal rematan una postal creyente unidireccional. Esta pincelada beata en vez de presentar a un Pontífice dialogante con voces incómodas, o necesitadas, se dedica a recorrer el mundo entre discursos multitudinarios y sonrisas hogareñas. El Papa social que muchos veían en Juan Pablo II se trasforma en un personaje de calendario.

J. G.


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