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TODO EN EL MISMO LOTE
Película El inconveniente
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Se dice que un libro es bueno si en la página décima no te has desprendido de él. La ópera prima de Bernabé Rico posee esa cualidad. El enganche está asegurado gracias a un planteamiento fresco y una pareja interpretativa que supera lo común. Desde que Kiti Mánver alcanzara el Goya como Mejor Actriz de Reparto en Todo por la pasta hasta ahora han pasado casi dos décadas de películas, más o menos acertadas, en las que su calidad no ha bajado el listón.
Las emociones dirigen una historia de personas donde lo serio y divertido hablan el mismo lenguaje con interpretaciones que no se ponen metas elevadas. La realidad se refleja con sinceridad de andar por casa y corazón amable. La procedencia teatral del texto se percibe sin tacto pegajoso, admite la plasticidad del cine, se acopla a la intensidad que la narración cinematográfica exige. La fluidez de dos mujeres acercándose conforme su relación se prolonga estimula la risa como valor principal.
El ser humano con un carácter urbanita marcado busca la privacidad como escudo protector ante los imprevistos de la convivencia. El futuro compartido no valora la privado como una inversión segura. El inconveniente une a dos mujeres con baches en lo sentimental.
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El pisito que genera el encontronazo sirve para mantener a salvo la independencia si el barco de una relación naufraga y, por otro lado, acompañar una soledad endémica. La oferta es un chollo con pero incluido, como todas las cosas rebajadas. Lola es lo contrario de Sara, una mujer fría y matemática para quien, como buena gestora de seguros, la vida es una inversión. Lola está de vuelta de todo, Sara advierte grietas peligrosas en la convivencia de pareja, ambas tienen una espina dolorosa en su álbum vital. Se ven obligadas a entenderse en un juego donde la muerte es algo cómico y la vida se convierte en una montaña rusa con caídas impredecibles. El conocimiento mutuo que no implica convivencia estrecha los lazos. Un bien material, en piso, actúa en calidad de imán para atraer el entendimiento. Las puntos oscuros aparecen con cuentagotas. El paquete se va homogeneizando en una pieza compuesta por la mujer joven, segura de sí misma, y otra, casi octogenaria, que pide compañía con su gracia inevitable de abuela terremoto. Los problemas sentimentales rompen la barrera de la edad. Los tropiezos del corazón confirman decepciones que ayudan a comprender la necesidad de aprovechar el momento. |
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Los actores, bien dirigidos dentro de un guion poco dado a las sorpresas, se reinventan en cada escena creando espacios con valor cariñoso dentro de un todo familiar. Óscar saca la parte dicharachera de Carlos Areces, convertido en carne del empleo cambiante, con apariciones demasiado oportunas. José Sacristán no se sale de los pantalones. Nada más que añadir sobre Kiti Mánver y Juana Acosta, excepto una coordinación sobresaliente. Sus diálogos brillantes tienen chispa. Daniel Grao es la infidelidad cínica, como toda infidelidad, que hace tambalear los cimientos de su mujer. El ritmo logra un largometraje desenfadado que habla de morir y vivir con naturalidad mientras abre la puerta a alguna lágrima furtiva. |
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