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CINE Y ESPECTÁCULOS
CARTELERA CULTURAL
Histórico
 
 
 


REPRIMENDA GENERACIONAL
Película The Owners (Los propietarios)


J. G.
(Madrid, España)

The Owners (Los propietarios)
Ficha Técnica Video    
La forma rápida de conseguir dinero fácil es robar en casa ajena. El plan resuelve una jornada aburrida si está habitada por una pareja de ancianos hipotéticamente dulces. No hay nada más placentero para un mangante que observar cómo los dueños abandonan el domicilio que trabajarán con libertad. Los ladronzuelos se agazapan en su coche envueltos en una nube densa de hierba y rap de Ice-T. El objetivo ha abandonado el nido dando pista libre a los halcones depredadores. El trío desvalijador es disperso y dispar, se mantiene unido gracias al bote millonario que van a recoger en la rapiña. La risa adolescente cambia de cara ante lo inesperado. Este ansia por invadir y saquear lo ajeno recurre a escenas repetidas con la conexión del embarazo juvenil y las promesa de que el bebé crecerá robusto gracias al botín de la jornada. Así se desenvuelve la temática poco elaborada de The Owners (Los propietarios).
 
Mary (Maisie Williams), la novia de Nathan, se acerca a su chico y la casa que parece solitaria donde perpetrarán un robo  
Nathan (Ian Kenny) en acción

El rostro enfadado se apropia de una casa sobrestimada por la vejez de sus amos. Los protagonistas del hurto dibujan una fauna diversa: el sicópata con aspecto estrambótico que disfruta profanando la privacidad; el gallito inseguro frente a lo imprevisto que intenta mantener la cabeza fría y la mente despejada; el estereotipo gordinflón, inductor de la fechoría, asustado por el barbarismo de sus compañeros; la chica que guarda un secreto compartible. El saqueo de estos cacos convierte el golpe de sus vidas en la peor pesadilla. La acción rocambolesca pone a cada uno en su lugar. La intención queda reducida al ensayo por encontrar el tesoro reducido a un puñado de recuerdos y una sala quirúrgica tétrica.
La puerta rompe la monotonía agobiante de no haber localizado algo aprovechable. El temperamento caótico se cubre el rostro con originalidad improvisada y la tortura literal de serie B marca el paso con chispas interpretativas. Los rateros pintorescos pierden los nervios hasta caer en su red. Su desfase levanta la adrenalina en septuagenarios asustados, persuasivos y metódicos. Los papeles se invierten, la maldad que esconde ternura se dosifica con prescripción médica y letal. Rita Tushingham y Sylvester McCoy dan una lección de cómo personificar el terror con elegancia en los gestos, las palabras y sus intenciones. La veteranía sobrepasa al ímpetu lozano que le queda mucho por aprender como intérprete y torturador.

Gaz (Jake Curran) amenaza a Nathan mientras Ellen Huggins (Rita Tushingham) permanece asustada en medio del altercado  
Richard Huggins (Sylvester McCoy)

Los gritos enlazan momentos de violencia poco estudiada y previsible. La intensidad no se resuelve con ruidos conocidos ni la sangre inunda la pantalla. La energía mantiene una línea de curiosidad constante por el desenlace. La banda sonora se desarrolla lineal gracias a una bruma mantenida sin asfixiar, tampoco permite respirar a gusto.
El atraco no es una invasión al uso dinamizada por víctimas con cara de senectud suave que esconden maldad lúcida. La fotografía se empapa de oscuridad intencionada en un ambiente cómodo para la venganza. The Owners (Los propietarios) no es una gran película pero entretiene; se mantiene firme sin atreverse a rizar el rizo con finales estrambóticos ni lunáticos. La producción cuidada va al grano alejada de las lecturas dobles. Es tensa y gamberra.

J. G.


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