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REALIDAD Y FICCIÓN
Película La última reina


Marisa Ojeda
(Madrid, España)

La última reina
Ficha Técnica Video Entrevista a los directores    

Varias preguntas subyacen ante el visionado del largometraje: ¿responde verdaderamente a la urgencia por destapar un mundo desconocido o a un deseo simplemente estético? ¿Forma parte de una necesidad de aclaración histórica o es una mera ofrenda poética?

Bajo un marco histórico definido, los directores y guionistas Aila Bendimerad y Damien Ounouri construyen una idea de cuento y leyenda trufada de rasgos norteafricanos. Es este quizá uno de los aspectos más subrayables de una película atípica en cuanto a su concepción narrativa ya que lo creíble se mezcla con otra épica más propia del juego y la fábula que del interés historicista.

El relato nos lleva y nos trae de un lugar a otro, de un hecho al siguiente, a través de ese hilo sutil e incongruente que es la narración quimérica. De poco sirve el contexto temporal, que nos muestra tres grandes contendientes: los ya debilitados conquistadores españoles de Carlos I, los temidos piratas de Barbarroja y los sometidos locales de Salim, deseosos de aire liberador. Los unos y los otros aparecen desdibujados y borrosos en esa amalgama multitudinaria que se desliza por la pantalla, coreográfica, ávida de poder y desmesurada en sangre que los trucos fílmicos no hacen mas que acrecentar. Situada en un pasado feroz, narrada con el lenguaje ingenuo de un cuento oriental de lujo y placer, brilla por su descripción exuberante hasta la extenuación. Su estética cálida, de tonos ocres rojizos, compite con el exceso sangriento del relato. El alienado movimiento de actores, cuyo vasto elenco confunde a veces, y los efectos, un tanto postizos, hacen de las luchas esa teatralización hemática surtida a borbotones.

Los directores han querido presentarnos una heroína con tintes feministas luchando contra una sociedad rancia, patriarcal, monolítica. Tan distinta o tan igual como puede ser la nuestra: depende.

Zaphira, mujer de personalidad arrolladora; consorte atrevida, astuta e intrigante; amante de su patria y de sus privilegios. Inconformista, ambiciosa; madre amante, entregada, posible gobernadora en nombre de su hijo. Mente abierta y despejada; inteligente, tenaz y quien sabe si precursora del sultanato de mujeres.

Zaphira, sangre caliente de África con gotas de Mata Hari.

 
Zaphira (Adila Bendimerad)  
Dali Benssalah (Aruj Barbarroja)

Mientras disfruta de su lujosa vida en el serrallo, lucha, construye alianzas, utiliza ardides, finge amores, ordena muertes de parientes y extraños: nada le está vedado si de salvar a su vástago se trata. Vaivenes personales de una mujer que se ve transitar de uno a otro rol sin solución de continuidad e impelida por las situaciones de un devenir histórico implacable.

La última reina sabe reflejar un lugar y una época en los que la mujer, inserta en un país convulso, que acababa de salir de manos conquistadoras españolas para verse sumergido en la vorágine del terror pirata y luchas intestinas de poder, comprueba con estupor que su situación de sometimiento no cambia nunca: de la subordinación filial y fraternal pasa a la de esposa y, para más inri, esposa secundaria, aunque muy amada. Por fortuna, es atrevida y valiente, de firme carácter, naturaleza abierta y genio alegre y sabe que el espacio del harem es un núcleo de poder político en el que pueden forjarse alianzas o tramar intrigas de gran rédito a futuro. Ella sabrá sacar el conveniente partido al introducirse en un mundo masculino haciéndose protagonista y convirtiéndose en estandarte de un feminismo adelantado a su momento. La mujer luchadora destaca del resto en su deseo de mantener el trono para su hijo y sus deseos de libertad y decisión propia inquebrantables.

Las escenas de acción son una coreografía bélica  
'La última reina' está llena de decorados pictóricos

La presentación de la película no está exenta de artificio. El guion está bien trabado aunque hay un exceso de personajes y situaciones bélicas que llevan a movimientos actorales tan ágiles y delirantes que rayan con la locura.

Buena ambientación de interiores con un vestuario reseñable, una conseguida escenografía y momentos de atmósfera pictórica.

La última reina: obra de tantos velos como puñales.

Marisa Ojeda


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