¿Se supone que hay que esbozar una sonrisa en el rostro al terminar de ver
Bros? Comedias sobre el hombres gais existen muchas y con mejor factura. Nicholas Stoller presenta al mundo homosexual como una comunidad dirigida por ansias de sexo esporádico y necesidad de una masturbación diaria para satisfacer apetitos más físicos que emocionales. Bobby no se cansa de pregonar la frase
El amor no existe hasta caer en la red del enamoramiento. Es un fenómeno comunicativo con corazón decepcionado que va de duro pero, en el fondo, posee sensibilidad de mantequilla. Ofrece un perfil estereotipado del entorno opuesto al hetero, donde el ligue rápido se antepone al amor duradero que termina por abrazar con anillo y sin capilla. Su intelectualidad y el compromiso social le crucifican en una imagen manida. La atracción que despierta una relación inesperada en ambiente discotequero es otro tópico vestido de liberal. El factor posesivo del cazador no tarda en aparecer aunque no lo quiera demostrar.
Las imágenes son refrescantes, el contenido salpica de humillación al colectivo gay. El deseo afectivo gana terreno sin que el macho dominante renuncie a la llamada de la testosterona antimonógama. Y que decir del acto conquistador que un ojeador intelectualmente preparado, de porte enclenque, acerca a otro hombre de presencia fibrosa con más chasis que interior: un encuentro entre
Jonah Hill espigado y
Channing Tatum. Dos naturalezas en cierto sentido equidistantes se unen a través de un imán que moldea la sensibilidad del abdomen cuadrado y mirada provocativa. La música se integra en el country de
Garth Brooks. y la balada pop de
Patrick Swayze aportando suavidad nostálgica.
A pesar de que el concepto de pareja tolerante se convierta en un otro miembro importante del elenco, su significado no se debate. La aceptación de su presencia tapona el camino hacia la libertad aceptada sin recelos. Por mucho que se diga respetar esa emancipación amatoria, una necesidad de afecto íntimo entre dos personas circula por direcciones opuestas. El progresismo de Bobby no cuela, su traje tiene más rotos de los que su inseguridad enseña.
Bros pretende irradiar frescura a través de interpretaciones discretas con final previsible. Otro alarde de ingenio que se acomoda al molde de compromiso convencional.