Humphrey Bogart termina
Casablanca con una frase clave de la historia cinematográfica:
‹‹Louis, este es el inicio de una gran amistad››. Este matrimonio entre palabra y gesto que Michael Curtiz supo captar, se produce entre dos películas similares en piel y ADN.
Seaching y
Missing tocan el mismo nervio, la desaparición. Pasan a ser fenómenos repetitivos con variantes situacionales que no ayudan a separar una de la otra. ¿Ese nexo será el comienzo de una franquicia provechosa en la que figuras del mismo equipo técnico han encontrado un filón en el protagonismo absorbente de internet para solucionar problemas? Cuando las averiguaciones policiales se transforman en investigación que tiene mucho de detective autodidacta y cómplice emocional. Tanto existe de ingenio como de tedio, reiterativo y explotación de una idea en la que la marca comercial asoma la mirada como un bebé que quiere crecer con el pan bajo el brazo. Todo queda en casa cuando los editores y directores de fotografía del largometraje que dirigió Aneesh Chaganty dan el salto a la dirección. Nicholas D. Johnson y Will Merrick dirigen una concepción del suspense aplicado a las nuevas tecnologías y
redes sociales. El realizador de
Searcing se pasa a tareas de producción sin quitarle el ojo a la criatura nueva mientras, seguramente, supervisa los pasos de unos discípulos aventajados e inesperados para él.