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ACIERTOS Y DESACIERTOS ENFERMOS DE EGOCENTRISMO
Película Unicornios


J. G.
(Madrid, España)

Unicornios
Ficha Técnica Video    

Para comenzar a entender el corazón de un argumento endeble, o potente pero explicado con vacuidad, debe recurrirse a la semántica de un título que enlaza directamente con Silvio Rodríguez. El monocerote del cantautor cubano es romántico, suave, aterciopelado; en una palabra: hermoso. El antagonista que Álex Lora presenta en su primer largometraje enlaza el concepto sexual de la palabra con otros términos convertidos en parte de una jerga progre. Respetada pero progre. El poliamor corretea con fuerza irregular durante una película abrupta que pretende mostrar la garra de la palabra mientras enseña, progresivamente, el deterioro de su musculatura hasta atrofiarse. Lo hace por falta de práctica o porque el señuelo sólo interesa para atrapar una atención que pronto se desvanece con ráfagas de viento aislado, sin pronóstico de reaparición. Afortunadamente, la sombra de Paco León y su Kiki, el amor se hace no sale de su tumba fosilizada aunque el sofoco que produce la frustración dentro y fuera de la pantalla quiere jugar a hacer el amor como necesidad alternativa con el desesperado que se atreva. La intencionalidad de quien quiso dar cuerpo a un rompecabezas que acabará con las piezas diseminadas se desintegra en vez de robustecerse. La rutina moderna habita la piel de un alma desierta, fagocita otras igual de yermas. La fragilidad recubierta por la falsedad que pone en el carné gremial inventado por las redes sociales no admite réplica. El director y guionista barcelonés acierta de pleno mostrando esa miseria moral de quien manda dentro de un negocio centrado en los likes. Acierta al plasmar el espíritu millennial aferrado al juego de lo material sobre lo intangible. Este entorno, que a nadie resulta novedoso pero del que únicamente se conoce su brillantina, es cruel y Unicornios pone sobre el tapete lo real de un mundo cercano a la esclavitud del ser humano con la sumisión a la creatividad para producir. El sometimiento al algoritmo del estímulo pasajero y la creación de contenido para hacer caja priman sobre lo humano como lo demuestra un jefe más interesado en estadísticas generadas por el influencer o youtuber que en la inquietud de sus trabajadores. Pablo Molinero es el empresario joven exitoso que restriega sus logros empapado de ego, soez. La variedad de personajes circula por escenarios que reflejan dureza sin sacar partido del drama vestido de modernidad e inconsistencia. La fotografía urbana se completa con protagonistas fabricados en una máquina salchichera, aplastados por un ambiente laboral de naturaleza cibernética. El aglutinamiento de profesiones nuevas aparenta más por lo repetitivo que por la profundidad de su análisis. El concepto de mercadotecnia salvaje tala sueños individuales, la supremacía del nombre convertido en marca comercial engulle el potencial de una promesa artística. En un espacio donde la inspiración se supone que conduce su destino, vemos todo lo contrario.

 
Isa (Greta Fernández) y Guillem (Alejandro Pau) tienen una relación poliamorosa  
Pablo Molinero mostrando la grandiosidad de su ego

La vida es una presentación de imágenes que malogra expectativas y rompe anhelos. Isa, cuyo ímpetu murió entre inquietudes, temores, desapegos sentimentales e indecisiones, desciende vertiginosamente, busca las texturas de lo común para convertir dicha exploración en idea que no madura. Esta labor captadora de la esencia escondida, a través de la macrofotografía, es menospreciada por los deseos ajenos sobre cánones de belleza cercanos al erotismo remunerado; vive en una jaula de fieras donde el contacto no produce empatía. Las personas son objetos de metaversos glamurosos encerrados en su planeta de éxito y belleza efímeros.
Los ganas de alcanzar una meta profesional se resquebrajan con rapidez ante la llegada de una competidora que no es aceptada como compañera. La desorientación se lanza al abismo sin límite de velocidad, donde lo importante es llegar en vez de aprovechar la fuerza del momento. La chispa previa de una mujer efervescente se apaga por la trabas planteadas, también en materia amorosa. La feminista poliamorosa, desbordante de energía, se ha marchitado, ¿o la han ajado? Isa es el exponente de una generación que cree en el triunfo de lo virtual y los impactos en YouTube ante lo contemplativo, de quien respira ilusión en el futuro de sus proyectos sin dejarse la piel en ellos, de alguien para quien el concepto de derrota significa fracaso porque ha sido entrenada para triunfar en un organigrama que no gobierna. Se adentra en la parte oscura del deseo humano, del poder del dinero sobre las personas, de la compra de sentimientos, del poder masculino y cierta exclusividad femenina que no puede evitar un halo de sensibilidad. La protagonista de Unicornios construye castillos en el aire al tiempo que se ve tumbada por golpes aceptados como ejemplo de un poliamor sin erotismo. Las imágenes se funden con diálogos marcados por la impotencia y la envidia, la palabra decepción es un aumentativo cotidiano.

J. G.


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