La frase
'puños fuera' inmortalizada por
Mazinger Z aquí se cumple con ímpetu sobrado, envuelto de épica guerrera. La tierra se encuentra dominada por la potencia sobrehumana con carácter caricaturesco que salvará el mundo. Hay mucho de mitología dentro de una aventura artificial por el contenido y las formas de su narrativa audiovisual. La continuación exagerada de planos marcados por los efectos especiales hace de una trama fantasiosa una hecatombe ruidosa donde las personas son maniquíes que no importan excepto durante el juego de una violencia visual impuesta. La salvación global pasa a un capítulo secundario engullido por las acrobacias de hombres con armadura de caballero espacial y mujeres a caballo entre brujas y diosas. Sus nombres tienen más importancia que la inteligencia o el sentimiento. El desenlace de una persecución sin tregua se mueve hacia un enfrentamiento entre buenos y malos donde el desenlace fatal tiene
connotaciones helenas. La ambientación futurista acerca el peso del mundo apocalíptico con diálogos desarrollados entre puñetazos y la locura de una guion pragmático en la aventura luchadora, vestido con corazas mágicas. Los seguidores de esta saga se rinden al poder de sus héroes dentro de un contenido tan manido como mal desarrollado. Para quienes estos rodeos no atraigan y busquen una invención menos explosiva siento decir que todos los personajes son un amasijo de movimientos guiados por ordenador.
Los caballeros del zodiaco es un vómito de tecnología punta que tampoco deja boquiabiertos a los más escépticos con estas artes, que puede suscitar sonrisas pero nunca alegrías.