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LA ENERGÍA DE UN ROQUERO CLÁSICO
(Rumpelstinkin + BONI
Presenta "Incandescente"
Sala Caracol, 19-junio-2015)

J. G.
(Madrid, España)

Boni, ex Barricada

La lucha del artista contra el vacío que genera la soledad de un recinto despejado merece el mayor de los respetos. Lo paupérrimo del ambiente en su capacidad inicial, unas 20 personas, no minimizó la garra puesta en unas canciones que arañan un rock punk descarado. Los catalanes Rumpelstinkin dieron la cara a pesar de este maltrago sufrido en la sala Caracol. De nuevo, se pone de manifiesto que popularidad y buen hacer se encuentran en un enfrentamiento declarado. La banda liderada por Ar Stinkin (voz principal y bajo) tuvo que enfrentarse a la losa de aguantar el tipo ante un público minoritario. El primer trabajo, el EP “Bendita Sea Tu Ira”, les sirvió como carta de presentación, demostrando que saben poner buena cara al mal tiempo.

El nombre de este trío barcelonés convoca a los duendes en una cercanía tanto literaria (Hermanos Grimm) como cinematográfica (Shrek IV). Son roqueros con aspecto de carretera, de inconformistas anti sistema. Son espectáculo, duendes y cervezas. Sus letras buscan la fibra popular bajo un estilo que se niega a dar tregua.
Se ríen de sí mismos en un mundo particular al que nos invitaron con “Náufragos”, versión castellana de “Message In A Bottle”, de The Police.
El público se fue acercando a la sala Caracol hasta formar un clan familiar, identificado por su amor hacia el rock y la devoción que depositaron en la figura de Boni, un clásico de la escena roquera española. Decir Boni es invocar a la presencia de Barricada. Por eso, hoy, en su aparición como solista, Javier Hernández Larrea tuvo que enfrentarse al fantasma de una banda que ha marcado época. Era su noche y estaba dispuesto a que la banda apareciera como un recuerdo.
La iluminación oscura respaldó los acordes de “Pruébame”, inicio del concierto y primera canción de su reciente disco. Los riffs pesados convirtieron al escenario en una cueva donde la guitarra eléctrica acunó momentos cargado de ritmo intenso.

Entre canción y canción, dentro de una repetitiva, e ingeniosa, intencionalidad fue enlazando los temas con frases cáusticas de dulce glosa y voz ronca. Potente, sin llegar a machacar con el peso de su martillo sonoro, Boni desarrolló un rock en estado puro. El público, entusiasmado durante todo el concierto, también se fue creciendo en intensidad presencial. Los pocos reunidos, ahora, aparentaban una muchedumbre entusiasmada, envuelta en un disfrute eléctrico. Las luces oscurecieron la silueta de Boni, queriendo dar un aire de intimidad que su música intentaba esquivar.

Los temas calentaron el ambiente entre constancia rítmica, el rock fue despertando a pasos agigantados; Boni, lleno de agradecimiento, no dejó de regalar piropos y sonrisas.
Agarrado a su guitarra, supo extraer la dimensión urbana de un rock que, sin resultar agresivo, se mantuvo enérgico. La camaradería entre los miembros de la banda (Boni, voz y guitarra; Juan Carlos Aizpun, batería; Oscar Muñoz, bajo y coros e Ion de Luis, guitarra y coros) igualó a la calidad técnica de su sonido, ambas sobresalientes. Estuvieron impecables sin caer en la frialdad técnica, dejando espacio para la improvisación acústica. La presentación de “Incandescente” resultó explosiva: un tributo al rock nacional duradero.

 

 

J. G.

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