El rock es un fenómeno transfronterizo capaz de conectar la magia del artista, a la hora de interpretar su música, con la aceptación incondicional de un público rendido ante ella. Esta complicidad entre ambas partes surgió con el trío surcoreano Asian Chairshot: una banda nacida en el rock cargado de potencia expresiva en una lengua que a los españoles nos choca por su desconocimiento. Este trío surcoreano está compuesto por un corazón indie que latió a impulsos eléctricos, creando un concepto de rock étnico que entronca la melodía con la tradición coreana.
La oportunidad de verlos en acción fue un lujo entre amigos, creando un concierto mecido por el calor de la cercanía y zarandeado por la potencia de sus canciones, llenas de rock metálico.
Su primera aparición en España regaló entrega y garra; la temperatura fue subiendo conforme las canciones invadieron la sala multiusos del Centro Cultural Coreano, en Madrid. Mejor encuadrados en el terreno de lo psicodélico que el rock comercial, Asian Chairshot, por lo menos de momento, están al margen del mundo comercial, aunque tienen todas las papeletas para convertirse en un fenómeno internacional. El hecho de que su primer LP haya sido producido por Jeff Schroeder dice mucho acerca de su futuro.
Su música no ofreció tregua. La guitarra eléctrica de Son Hee Nam, acompañada por una batería cardiaca (Park Kye Wan), desplegó una fuerza salvaje que, junto a la contundencia de Hwang Young Won, voz y bajista omnipresente, supieron instalarse en el cerebro del oyente.
Asian Chairshot lo dieron todo sobre un escenario íntimo, como si estuvieran tocando ante miles de personas. La actuación, que comenzó con “Girl”, se instaló en el ritmo martilleante de “Sun”, compañero durante toda la actuación y, aunque “Tabakneya” suene más eléctrica en directo que en el disco, define la identidad étnica de Asian Chairshot.
Los ganadores de concursos televisivos como el organizado por el programa Top Band Korea, en la KBS, buscaron la complicidad del roquero menos tranquilo.
Asian Chairshot, que han sabido adaptar la melodía tradicional surcoreana al rock, han dejado una huella de metal puro bajo el cielo de Madrid.