¡Qué concierto más extraño el de esta noche! Los dos grupos amenizadores, equidistantes en estilo, formaron una pieza orquestal de aristas diferentes, que la audiencia unió con su necesidad deruido. Neverend, como aperitivo alt rock, salen de una cápsula espacial sin color marciano y ambientación estratosférica. Las luces oscuras acompañan el sentido de composiciones dirigidas por la voz suave de Mar Souan con frases cargadas de síntesis y filosofía. A pesar del detalle, la vocalista no empatizó con un público sediento de música en vez de charla. Su voz, potente y persuasiva, se movía como una serpiente envuelta en plexiglás de traje futurista, encorsetado. Neverend se aparta de la generalidad, creando una estética muy personal por el impulso de una fuerza defensora de rugidos fuertes. El quinteto alternativo derrocha energía. Mar, hija española de Skin (Skunk Anansie), es potencia gutural inconformista. Impone, poco a poco, un silencio crespuscular entre el público aducido por canciones disparadas como fuego mortal de ametralladora roquera y pacifista. Salieron a matar como arañas asesinas que tejieron una tela de resistencia sonora en Moby Dick. Neverend, no confundir con los fineses liderados por Jukka Salovaara, presenta desenvoltura e imagen propias.
Esa bienvenida contundente chocó con el formalismo con apuntes descarados de los suecos Spiders. Ann-Sofie Hoyles, alma de la banda, fue un cruce entre Alice Cooper y Stivie Nicks en un concierto enérgico y rápido, demasiado rápido. No paró de desfilar por el escenario hiperactiva.
Uno tras otro, los títulos de su nuevo trabajo, Killer Machine, fueron cayendo como píldoras explosivas de sonido poco limpio y definitorio. Spiders fueron un espejismo de The Nashville Pussy, su agitación rompe los tímpanos más pétreos. Quizás esa suciedad fue su objetivo. Fabricaron un concierto divertido para quienes aprecian el poderío de su producción e incómodo para quienes buscaban algo más que estridencias roqueras.
Este concierto cerraba una minigira española por tres ciudades. Spiders siempre serán atómicos y duros, antónimos de la normalidad. A pesar de que tocaran el repertorio de Killer Machine, excepto Love Me, Take What You Want, Heartbreake y Shock And Awe, su actuación no completó la hora. Se hizo corta. Incluyeron temas de otros trabajos como Why Don't You, Love Me, In A Room, Shake Electric junto a los bises Give Up The Fight y Control. Fueron el hilo musical perfecto para un garito de moteros enfundados en cuero, sed de cerveza y pañuelo pirata al cuello aunque nada de eso se percibió. Spiders sonaron a jolgorio festivalero en un festín ruidoso de aguijonazos roqueros, acelerados como su música.