El profesor
Jacques Cousteau describía con lucidez las profundidades del fondo marino. Esta puerta oscura, contraria a la abierta en
Stargate, se cierra con un halo misterioso de repercusiones nefastas. El dolor acompaña un camino árido invadido por el protagonismo del paisaje volcánico canario. Su presencia potente en
Las consecuencias estimula un drama edificado sobre la lava del pasado familiar borroso que Fabiola expía. La soledad y el silencio llenan la orografía emocional de mentes torturadas por un tiempo que sólo se conjuga en pretérito. La huida funciona como solución al olvido de la lejanía lacerante que atenaza el corazón de Fabiola, una mujer sumida en la depresión sentimental. La llegada al remanso de una tierra caliente en sus entrañas es ensuciada por el recuerdo de la depravación generacional, rompe la complicidad del sigilo guardada por lazos sanguíneos. La verdad se esconde en el cofre del miedo, la vergüenza y el odio. El ayer se mimetiza en presente con tranquilidad inquietante.