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NOTICIAS Y NOVEDADES 2012
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LA ANALÍTICA CULINARIA
El cine en el Festival gastronómico "Madrid Fusión 2012"


J. G.
(Madrid, España)

Gastrofestival 2012
Edición anterior
En la vida, como en los fogones, para destacar es necesario improvisar. La crisis no ha afectado a la variedad de los platos cinematográficos que ha exhibido Gastrofestival, optando por una programación de gustos refinados. La presencia de la cocina no ha sido tan directa en el aspecto culinario, decantándose por su socialización (”Kitchen Stories”), misticismo (”Cómo cocinar tu vida”) o una dedicatoria a los más pequeños en formato de animación y fantasía onírica con la magia chocolatera de Johny Depp.
2012 ha presentado una edición de gusto variado: se ha tocado comedia, el documental, el ensayo sociológico (“Larga vida a la señora”), el sabor tradicional; apostando por gustos que presentan propuestas atrevidas y cotidianas (de “Bon Appétit”) hasta la chispa del buqué descorchada por el ilustrativo “Mondovino”. Lo culinario se mezcla con la filosofía de entender la comida.
 

El éxito en la vida profesional no lo es todo. David Pinillos lo demuestra con Bon Appétit”. Su sencillez y cercanía a la hora de plantear una historia afable le llevó a conseguir el Goya a la Mejor Dirección Novel en 2011. Propone un guiso que dejó buen sabor de boca en la XXV Gala de la Academia Española, manejando una dirección perfumada con texturas aromáticas. La vida de “Bon Appétit” es un gusto por lo cotidiano; se dibuja como una senda en la que hay que tomar partido: ¿quién sabe cuál es el camino correcto? Los sentimientos sirven de guía. Los recuerdos son montañitas de risas, decepciones, amarguras y nuevos comienzos. Es una balada esperanzadora puesta en las personas.

De izd a derecha: Daniel (Unax Ugalde), Hanna (Nora Tschirner) y Hugo (Giulio Berruti)  
Hanna y Daniel
Amor, amistad, comedia, drama: lo desenfadado se mezcla con lo relevante en la primera firma de Pinilllos como director. Innovación e imaginación gastronómicas se dan la mano en “Bon Appétit”; ingenio caramelizado con sabor a menta; carnes vestidas con guarnición decorativa; langosta entre verduras de frac. David Pinillos enfrenta esta suavidad con el amor de una realidad indeseada guardando una pasión comedida. Melancolía gestual. Su protagonista, Daniel (Unax Ugalde), se encuentra entre dos mundos: “Bon Appétit” es amor en la distancia corta y el camino para encontrar el propio sino. Libertad de sabores y olores con el mar donostiarra en el corazón y el recuerdo repostero de Zurich. Una deliciosa comedia para degustar en compañía.
Michel Rolland,enólogo francés  
Viñedos de 'Mondovino'
El recorrido por la ruta del vino comienza entre las palmeras de Pernambucho (Brasil). Esta excursión se extiende por Sardinia, los Pirineos, el Mediterráneo... con Italia y Francia como la cuna de los caldos más prestigiosos. El documental “Mondovino” es un viaje que nos adentra en las distintas concepciones del mundo vitivinícola; la concienciación de su cultura y la creación de un espacio basado en la marca e imagen. Los agricultores que han vivido apegados a su viñedo lo contemplan como prolongación del espíritu. El surgimiento de una cultura enológica ha dado lugar al nacimiento, en Estados Unidos, de un mercado del vino basado en cifras. El cultivo de pequeños productores prevalece en Europa frente al extensivo de grandes conglomerados empresariales, a veces desconocedores de la vitivinicultura. Se organizan tours turísticos para mostrar su bodegas, exhibiéndolo como un producto comercial con la intención de que el turista salga con una botella entre las manos.

Los defensores del terruño se enfrentan a corporaciones como Mondavi (valle de Napa, Calif), maestras en elevar el vino a mercadotecnia aséptica. Los artesanos de Baco entienden la exisencia de dos clases: vinos a lo ancho (aquellos que al paladearlos, su gusto se expande y diluye en la sapidez hasta desaparecer) y vinos a lo largo (con cuerpo, capaces de asentarse en la garganta, cayendo como una catarata aromática).

 
Hubert de Montville, viticultor
El vino ha muerto porque las multinacionales han acaparado el mercado gracias al consumismo perezoso. El vino es un negocio atractivo para entidades como los Rothschild (y sus bordoleses) o el toscano de la familia Frescobaldi. “Mondovino” repasa de soslayo la relación histórica de estas familias bajo regímenes totalitarios, como el Nazismo o el Fascismo, en una economía deficitaria. Vino y poder, unidos. Se indaga en la visión respetuosa de estudiosos como Michael Broadbent; se analiza el papel que la prensa ejerce en la industria del vino: la aparición de la revista Wine Spectator y críticos como Robert Parker confirieron una nueva dimensión a este mercado, cada vez más alejado de la tradición. El lobby creado por la prensa norteamericana ha favorecido los vinos californianos en un ejercicio de patriotismo abierto. Mientras que Europa se inclina por el mimo hacia la pequeña parcela, los cultivos estadounidenses predican su latifundismo.
Joachim Calmeyer como Isak Bjørvik en 'Kitchen Stories'  
Edward Espe Brown en 'Cómo cocinar tu vida'

La cocina representa un entorno lleno de artilugios que pretenden hacer la vida más cómoda a la mujer. Pero, ¿qué sucede cuándo es un hombre quien la frecuenta? Los hábitos cambian y el varón soltero adquiere protagonismo en ella. En ”Kitchen Stories”, el tiempo no trancurre para Isak. El observador se siente observado bajo un silencio abierto de un experimento industrial; la soledad que genera esta experiencia abre la puerta a una amistad impensable. Las miradas sirven de comunicación, la cocina de anfitriona; el ostracismo se apodera de un curioso que desempeña con entrega su trabajo mudo. Una tarta invita al diálogo. Entre bocado y bocado, las palabras van aflorando bajo una atmósfera hostil y vacía. Tomas Norström (Folke Nilsson) tiende a sincerarse en un ambiente cada vez más acogedor, hasta ahora carcelario. El sabor dulce de la tarta es regado con las gotas de un Bourbon, aportando un toque de estilo a la austeridad nórdica. El experimento marcado por la distancia se convierte en convivencia sin murallas.
La cocina como una filosofía se aborda en Cómo cocinar tu vida”, segundo documental presentado en Gastrofestival 2012. La meditación budisa se fusiona con el estudio del arte culinario y la búsqueda de la felicidad. Las explicaciones del maestro zen Edward Brown en el Tassajara Zen Mountain Center invitan a abrazar los estudios de Shunryu Suzuki Roshi. La comunión del hombre con los alimentos se encuentra en la integración con olores y verdores, eliminando la presencia carnívora. La cocina exige una jerarquía y unas reglas, recogidas en el Tenzo Kyokun. La cocina no esconde misterio, nosotros queremos que exista, inventándonos frases como “el toque especial” o “el ingrediente secreto”.
La rapidez social hace que desperdiciemos la comida: confundimos estar llenos con saber comer. El Monje Dogen Zen desarrolló su filosofía basada en lo que dejan los supermercados en la basura: descubrió “el catering de la puerta trasera”. La comida se ha convertido en un producto industrial en vez de espiritual; desear su perfección es un error.

Ermanno Olmi dirige 'Larga vida a la señora'
 
La Tafelmusik, de Telemann, acompaña ”Larga vida a la señora”, a caballo entre lo ceremonioso y lo telúrico. El británico Ermanno Olmi propone una instrucción protocolaria en el arte de servir la mesa. Los recuerdos de la infancia afloran en visiones emparentadas con una niñez catequizada, el internado o la abuela beata. La extravagancia en los platos servidos pone a prueba las maneras de unos comensales asentados en la burguesía estrafalaria. Nadie puede romper un protocolo creado por la Signora que, en torno a su mesa, observa y disecciona a los invitados, presos del poder silencioso lanzado desde unos binóculos vampíricos y espectrales.

El distanciamiento dentro de este entorno guarda las formas autocensuradas hasta que la anfitriona abandona el circo. La flor y nata de la cultura y política se sienta en torno a un banquete que deleita el ego de una anciana fantasmal: ambiente artificial donde todos los comensales se vigilan. ¿Una carcajada irónica a la estupidez de ellos? Neorrealismo italiano de autor.
El estómago alimentado cultiva una mente pacífica; su descuido, aviva la imaginación con la finalidad de suplir esa carencia. ”Delicatessen” se convierte en un ghetto apocalíptico dentro de una etapa histórica imaginaria y un escenario tan lúgubre como su acción. La comida implica supervivencia, con tintes canivalescos. Una escenografía oscura imprime el cariz de inframundo. La comida se usa como moneda de intercambio sexual entre un carnicero grasoso y grasiento y hermosos jamones femeninos. Humor negro y sátira tercermundista.
La rigidez de ”Yo soy el amor” se relaja bajo un manto viscontiniano, enriquecido por sus formas barrocas, en una película de diseño pictórico. El amor entra por la atracción del paladar. El hombres seduce a la mujer con sus artes culinarias: el risotto se funde en la boca de Tilda Swinton (interpretando a Emma Recchi) como una sinfonía erótica bajo la sombra de Antonio Biscaglia. La mujer insatisfecha y abandonada, encuentra una brizna de atención masculina pasional. La feminidad de una alta aristocracia italiana, deficitaria en lo sentimental, se enfrenta al amor y a la opción sexual.
La relación de Emma con el vástago masculino esconde un perfume a uja, delator del amor escondido. El olor a campo teje un lugar de seducción entre una mujer adolescente y el cuerpo de Antonio con sabor a chinotto. Él fue la pimienta que se desvaneció en un guiso demasiado rebuscado.

'Yo soy el amor'  
'Delicatessen'

El Ciclo Cine para todos, dedicado a los más pequeños, ha acogido dos producciones destinadas al cine familiar: “Lluvia de albóndigas” junto al clásico moderno “Charlie y la fábrica de chocolate”. La monotonía alimenticia, en la primera cinta, inunda Sardineland frente a la textura de chocolatina imperante en el mundo de Charlie. Los protagonistas de ambas películas poseen la inquietud como rasgo común. Si en “Lluvia de albóndigas” la Tierra se convierte en el paraíso contra el hambre; el mundo de Charlie es un edén balsámico donde se pone a prueba el carácter infantil. El primero: un lugar cubierto por nubes de las que llueven pastelitos de nata, helados con bolas multicolores, ketchup, como si una tormenta adquiriese vida propia. La diversión inicial se convierte en una ataque de hamburguesas alienígenas, mazorcas de maíz apisonadoras y dulces formando cristales cortantes. Una banda sonora de lujo condimenta este caos con “Sirus” (Alan Parsons Project) o “Fight the Power” (Public Enemy), entre otras canciones. “Lluvia de albóndigas”, adaptación del libro homónimo escrito por Judi Barrett, es una crítica ligera, llena de colorido gracias a la animación, sobre la comida basura.
El de Charlie es un mundo dulzón. Una misteriosa fábrica de chocolate se convierte en el vehículo canalizador de un viaje fantástico al universo de los caramelos. Johny Depp es un el niño grande, inmaduro, en la aventura propuesta por “Charlie y la fábrica de chocolate”.

Animación en 'Lluvia de albóndigas'  
'Charlie y la fábrica de chocolate'
Los terrenos culinarios adaptados a la ficción corren naturales en la película que, con maestría natural, interpreta Martina Gedeck. ”Deliciosa Martha” no es otra película de cocineros ni posee el hermetismo del cine alemán; se perfilan sentimientos, sus personajes palpan el miedo y la alegría, se desesperan, sienten la necesidad de amar y ser comprendidos.

La cocina en general, y las sartenes del Lido en particular, son los dominios de Martha (Martina Gedeck). El perfeccionismo dentro de este arte se ha convertido en su meta, bajo la premisa de que los platos más sencillos son los más difíciles de cocinar. Lejos de tenerlo todo controlado, la educación de su sobrina Lina surge como un nuevo reto; domestica la frialdad germana de Martha. El miedo de enfrentarse a esta nueva prueba origina una grieta en su corazón, dejando salir el amor que tenía escondido.

 
'Deliciosa Martha'

El aire latino de Mario (Sergio Castellitto) dora a fuego lento, despacio pero seguro, el corazón de Martha, consagrado a la cocina cartesiana, con el peligro de caer en la monotonía perfeccionista. El hambre de amor se convierte para ella en un nuevo aroma, de pureza inigualable. Mario, un canto a la bela Italia y un homenaje al mundo de la pasta, se mueve como pez en el agua dentro y fuera del Lido. Dulzura, ternura y belleza son los ingredientes de platos que deberían convertirse en menú del día de los sentimientos humanos.
Si en “Lluvia de albóndigas se hacía una referencia cómica a la comida basura, Richard Linklater decide abordar su problemática sin tapujos con “Fast Food Nation”, una película honesta, sencilla en su dirección, directa e hiriente. Linklater no se queda en la problemática que este tipo de ingesta ocasiona; denuncia la injustica del mundo occidental en la explotación ilegal que sufre la inmigración; muestra cómo, a modo de samaritano, no tenemos reparo en ganarnos unos dólares a costa del deseo imperante por abandonar el infierno hacia los Estados Unidos. El fomento de esta práctica genera mano de obra barata, conducida como rebaño hacia el matadero.
Las grades corporaciones alimenticias, que hinchan nuestros estómagos de comida rápida, nos atocinan la mente estresada. ”Fast Food Nation descubre el mundo sórdido de su procedencia y elaboración; el desprecio de intermediarios desalmados que reconocen servir porquería y aconsejan cerrar la boca al ejecutivo preocupado por la calidad. La grieta se tapa con mierda de vaca; la misma que engorda su materia prima. Comida basura en el sentido más literal de la palabra. Se juega con los sueños de seres indefensos y el hambre del mundo rico.

'Fast Food Nation'  
MacDonalds de 'Fast Food Nation'

La comida como vehículo conductor de situaciones palpables. La cultura de los vegetales o carnes se mezcla con la cultura el vino. Celebraciones caseras y anfitriones aristocráticos; compañía y soledad se han sentado en torno a la mesa de Gastrofestival 2012, a veces manteniendo una distancia intelectual. En otras, aparece de manera camuflada en el ambiente, respirando el mismo aroma opresivo, sediento de poder y ansioso de amor. La soledad y el festejo; la bacanal carnívora comparten mesa con el estricto formalismo o el cuidado del entendimiento alimentario.

J. G.


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